Sopa de siglas
Salí del mar en la playa asturiana de Toró, cuyas punzantes rocas conforman un pétreo bosque por el que Caperucita Merkel, perdida y descaperuzada, vagaba con la cesta del mercado al brazo. Me sentí lobo feroz de repente y, a falta de luna llena, me entraron deseos irreprimibles de propinar a la protagonista del cuento un mordisco en cualquiera de sus dos nalgas derechas, ya que no quedan nalgas izquierdas en ningún culo europeo. Un desgarrador lamento me contuvo:
"¡Solo pensáis en el dinero!", clamaba Nadal doblado en dos por una repentina contractura muscular. Al pronto, me sorprendió que se dirigiera a un grupo sentado en la arena que tomé por pertenecientes al 15M. No eran del 15M, sino del LFP de Del Nido. Para aquellos que se atraganten con la sopa de siglas y confundan el FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) con el BCE (Barça Club España), aclararé que el 15M son los que piden a Papá Estado y a Mamá Democracia que cambien el Sistema. Pero el Sistema no cambia porque lo que llamamos así no es sino otro falaz Mourinho contratado para que nos meta el dedo en el ojo y maneje a su antojo el cotarro. Acordes con la inmundicia mundana, el LFP sólo reclama que las televisiones repartan con equidad en Cultura Balompédica lo que otros ya recortan con cínica impunidad en Educación y Sanidad. Sin duda, los ingenuos indignados de Del Nido fingen ignorar que las televisiones son un escaparate cuya prioridad es comercializar los productos que exponen y sólo pagan por el valor que les atribuyen en función de los índices de audiencia que ellos mismos contribuyen a crear. Ese contubernio televisivo responde a las siglas CMSCP: Comeréis la Misma Sopa aunque os Cambien el Plato.
El Sistema no cambia porque no es sino otro falaz Mourinho contratado para que nos meta el dedo en el ojo...
Pero el grito de Nadal no estaba dirigido al 15M, ni al LFP, sino contra la ITF y la explotación que sufren los tenistas. Habría que empezar, digo yo, por esos padres que deciden que su hijo sea tenista de mayor y lo someten, desde niño, a despiadada disciplina y prematuros esfuerzos. Por cierto, en el confín de la playa, mirada enfebrecida y postrado de rodillas, Djokovic rompía olas a raquetazos y, más allá, en su Red Bull, Vettel sobrevolaba la resaca. Ese era, más o menos, el panorama al salir del agua. Por si fuera poco, la NASA advertía que el SOHO, siglas inglesas del Observatorio Solar y Heliosférico, había detectado una intensa eyección solar que alcanzaría el campo magnético del planeta Tierra y, como mal menor, nos haría ir a peor. Para colmo, la sonda LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) captaba imágenes en las que, a juzgar por una huella podomorfa, se demostraba que Zapatero había estado en la Luna y, según un balbuceante fonendoscopio astral, Rajoy no tardaría en alunizar de bruces mientras, surcando el polvo de fugaces estrellas, Rubalcaba esprintaba en desorbitado zig-zag. "No todo va tan mal", dictaminó Antonio Resines, que pasaba por allí. "En lo que al ozono de la neurozona concierne, vamos en cabeza con el mayor índice de contaminación y, en la crisis de los más pobres, el Real Madrid es el más rico y, aunque consigan robarle a Neymar como, en su día, Bernabeu robó a Di Stéfano, Guardiola nunca llegará a tener una plantilla tan cara como la que Florentino le ha comprado a Mourinho", concluyó con desafiante ostentación.
Lo del ozono de la neurozona, en plena neurosis del euro, me impresionó por la malabar naturalidad con la que el genial actor jugaba con las palabras y así se lo hice saber, pero no pude por menos de advertirle de que los más caros y, supuestamente, mejores actores reunidos no hacen necesariamente la mejor película. Se dio por aludido. "Tampoco ningún supuestamente mejor equipo del mundo regala partidos que va ganando por 2-0, y", auguró, "en esta Liga de dos, las victorias pueden llegar a ser rutinarias, pero los tropiezos son catastróficos".
Tenía razón: las expectativas eran tan parecidas a las de la temporada anterior que solo lesiones como la de Alexis o épicas reacciones de los equipos comparsas podrían marcar imprevisibles diferencias. Hay un proverbio malgache que dice: "La moneda en el aire tiene dos caras, en la hierba sólo una". Y la Liga se juega a cara o cruz.
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