Roberto, demasiado para el Rayo
El portero del Zaragoza salva el empate dando un recital en el que paró un penalti
En pleno debate sobre la bipolaridad de la Liga española, el Rayo Vallecano y el Zaragoza dieron rienda suelta a su alma escocesa comportándose como dos equipos de toda vida de las Highlands, con el balón volando por los aires y los jugadores apelando al músculo y al nervio. El fútbol de primera regresaba a Vallecas ocho años después, la ocasión pintaba especial, pero el Rayo no aprovechó la efeméride ante un Roberto sobresaliente. El portero, cuyo fichaje en verano destapó el lado más turbio del business del fútbol y los trapicheos del presidente del club maño, Agapito Iglesias, con los fondos de inversión, evitó con un recital la merecida victoria local.
Roberto, por el que el Benfica hizo un negocio de 8,6 millones de euros, sostuvo al cuadro de Javier Aguirre con un rosario de intervenciones a cual más espectacular. El meta fue el único recurso del Zaragoza, que se salvó de la quema tirando de oficio y llevando al límite a la última línea, tanto que tres de los defensas fueron penalizados con una amarilla. La falta de ideas la ejemplificó Lafita, que malgastó con un control nefasto una asistencia de Ruben Micael que le dejaba solo delante del arco.
Frente a la falta de argumentos visitante, el Rayo salió al pasto derrochando energía y dejando algún destello que otro del juego fluido que su técnico, José Ramón Sandoval, promulga y de vez en cuando consigue. Piti y Michu explotaron la veta de Paredes por el carril izquierdo, que se convirtió en la autopista principal en los ataques franjirrojos. El Rayo rozó el gol al cuarto de hora tras una internada de Piti que culminó con un pase atrás que Movilla cabeceó al larguero.
Fruto de la persistencia llegó un penalti ingenuo de Da Silva, que sacó el brazo para atajar la pelota cuando ya se la llevaba Movilla. Roberto le leyó la mente a Javi Fuego, que lanzó esquinado y a media altura. El portero sacó una mano colosal. No fue la única: en pleno arrebato local, voló a por un remate de cabeza de Delibasic a quemarropa tras un libre indirecto. Antes Tamudo se había inflado de balón chutando fuera solo en el área. Ya en el descuento, el árbitro terminó de salvar al Zaragoza invalidando un gol legal sacándose de la chistera un fuera de juego de Michu.
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