Reforma universitaria, ya
El comprensible clamor popular que recientemente manifiesta la ciudadanía por el desigual impacto social de la crisis, oscurece una cuestión que debería de provocar un sonrojo generalizado. Los resultados del estudio publicado anualmente por QS World University Rankings ponen en evidencia la mediocridad de las universidades españolas, la primera de las cuales aparece en el puesto 176, y superadas por sus homólogas chinas o brasileñas.
La incansable lucha por la igualdad de educación ha desembocado en una red de universidades que, teniendo en algunos casos alumnos y profesores de indudable talento, se han convertido en centros masificados, burocratizados y con un mero impacto científico local o, en el mejor de los casos, nacional. El Ministerio de Educación tiene una clara reticencia al exclusivismo, como si la excelencia fuese negativa o denigrante para aquellos que quedan al margen de ella, cuando lo que realmente supone es un factor de motivación. La iniciativa de los Campus de Excelencia Internacional no hace sino confirmar la alergia institucional a crear un grupo exclusivo de universidades con un proyecto ambicioso a largo plazo.
Esta actitud debe cambiar urgentemente si de verdad existe una sincera apuesta por la investigación como fuente de desarrollo económico. Este Gobierno y el que le siga deben replantear urgentemente un nuevo modelo universitario que supere esta mediocridad. Deben de apoyar con mucha mayor decisión a aquellos centros que produzcan mejor investigación internacional, además de dotarles de mayor autonomía de decisión y mecanismos de financiación a través de empresas o fundaciones. Es hora de acabar con argumentos infantiles sobre la privatización de las universidades, a la vez que enmascaramos la realidad de unos centros que cada vez se asemejan más a colegios.
Es prioritario, además, reformar completamente el sistema de contratación para evitar los tan frecuentes contratos a los de la casa y hasta que la muerte los separe, y caminar hacia un sistema de contratación dinámico y ambicioso. Toda una generación de investigadores brillantes que se interesan por investigar y dar clases en España no puede ser desaprovechada ni espantada por tan decepcionantes resultados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.