Puntiagudas, versallescas simetrías
Los jardines franceses de Versalles, con su puntillosa, cartesiana simetría, fueron testigos el 17 de septiembre de 1783 del primer vuelo tripulado de la historia. Ni hubo piloto ni azafatas, pero sí tres pasajeros: un carnero, un gallo y un pato, que aterrizaron sanos y salvos tras un breve vuelo en un globo diseñado por Joseph y Étienne Montgolfier.
En aquel Versalles de miriñaques, pelucas empolvadas, científicos ilustrados y aristócratas ociosos alcanzó su máxima expresión el ars topiaria, topiary para los británicos, el arte de podar los setos de tejo o de carpe, entre otros arbustos, dotándolos de curiosas formas geométricas o de animales. El topiary es un arte antiguo (las primeras menciones datan del siglo I después de Cristo), pero fueron los jardines diseñados por André Le Nôtre en Versalles los que marcaron el comienzo de la época dorada del topiary, entre 1668 y 1714. Versalles se encuentra a 17 kilómetros al oeste del centro de París; los jardines ocupan una superficie de 800 hectáreas.
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