Díptico mitológico
Ensayo. La lucha del dios o el héroe contra el monstruo ctónico o el dragón truculento es el tema primordial de muchas mitologías. En la griega se presenta especialmente en los enfrentamientos entre el dios Apolo y la serpiente Pitón, en el valle de Delfos, y en el combate entre Zeus y Tifón, en una dimensión más colosal y cósmica. El combate se reitera en muchas otras mitologías, con otros nombres pero semejante esquema mítico. Refiere, en su arcaico simbolismo, la colisión feroz entre el Orden y el Caos, la luz y la tiniebla, la voluntad divina de un mundo habitable y la furia destructora de la muerte. La victoria divina parece cantada de antemano, puesto que el mundo que habitamos está ordenado por los designios del dios triunfante; pero la refriega es de una descomunal violencia, como muestra la pugna entre Zeus y el horrible Tifón de incontables brazos. (En alguna otra mitología el combate continúa y acaba con la revancha de los poderes sombríos, en una catástrofe final, como en el mítico ocaso de los dioses germánicos).
El amplio estudio de J. Fontenrose parte del mito délfico, como indica su título. Se inicia analizando el relato de cómo el dios Apolo, el hijo de Zeus y Leto, estableció su santuario oracular en Delfos después de eliminar al dragón (o dragona) que tenía su morada en el famoso valle. Pero el libro va mucho más allá, en una panorámica que describe el gran combate cósmico del dios y el monstruo en muy varias culturas y con muy numerosos ejemplos. Es una espléndida muestra de un claro método comparatista, que parte de los mitos griegos y los contrasta con los de otras mitologías, más antiguas, como la egipcia y la mesopotámica, y más modernas, como los germánicos. Presenta un impresionante desfile de dioses, héroes y dragones de resonantes gestas, siempre con gran precisión filológica, y con selectas imágenes. Al aparecer, hace medio siglo, el libro de Fontenrose tuvo elogiosas críticas por su monumental erudición, y sigue siendo un buen repertorio de sagas heroicas, analizadas con un enfoque preestructuralista.
La traducción es muy correcta, pero con un reparo. Opino que debería haber usado la forma habitual castellana para todos los nombres propios griegos, sin imitar las grafías de la transliteración inglesa, que los hace extraños. En vez de "Python, Perseus, Kadmos, Dionysos, Oichalia", etcétera, la norma es escribir: Pitón, Perseo, Cadmo, Dioniso, Ecalia, etcétera. (En fin, un desacuerdo en una edición muy cuidada).
El segundo estudio mitológico también trata de un enfrentamiento entre dioses, goza también de un merecido prestigio y es de la misma época que el anterior. Pero Karl Kerényi no es un comparatista y se interesa menos por los orígenes del relato mítico griego que por su sentido simbólico. Es decir, observa el mito en su tradición literaria y subraya su trascendencia significativa. Es un buen ejemplo de hermenéutica existencial que va más allá de la filología y enlaza con la de Jung y los psicoanalistas. En Prometeo se analiza el enfrentamiento entre dos dioses: Zeus, el soberano celeste, y el filántropo y díscolo Prometeo, rebelde contra el supremo déspota en su intento de ayudar a los efímeros seres humanos con el robo del fuego y la invención de la cultura. Analizando el magnífico "mitologema", Kerényi comenta a fondo textos de Goethe y de Esquilo (cuya tragedia Prometeo encadenado es el centro de sus glosas), con un dominio admirable de la temática trágica: la rebelión titánica, el castigo divino, la inmortalidad y el sufrimiento, la justicia divina y la ambigua condición humana. La tragedia se revela ya aquí como una enigmática forma de sabiduría. Kerényi subtituló su estudio Interpretación griega de la existencia humana. Prometeo fue un héroe ejemplar para los poetas románticos, y para Karl Marx. El rebelde y atormentado, un dios en su origen hesiódico, devino un creador de los humanos progresista y revolucionario. En las sucesivas reinterpretaciones prueban los mitos su eficacia (según Blumenberg), y pocos han tenido la resonancia de este del Titán filántropo y sufriente. El estudioso del mito no busca aquí paralelos, sino que subraya su valor arquetípico, su fuerza poética. Se ha escrito mucho después sobre Prometeo, y sus múltiples reflejos (ver G. Luri, Prometeos, Trotta, 2001), pero el texto de Kerényi conserva su buen estilo intelectual y su amplia perspectiva.
Me parece interesante subrayar cómo los estudios de la mitología avanzan en sentidos diversos: bien orientados en la arqueología y el comparatismo cultural, o bien en una hermenéutica atenta a la tradición literaria y al hondo trasfondo psicológico de los grandes temas. He aquí dos ejemplos muy significativos y de prestigiosos helenistas.
Python. Estudio del mito délfico y sus orígenes. Joseph Fontenrose. Traducción de María Tabuyo y Agustín López. Sexto Piso. México, 2011. 735 páginas. 36,90 euros. Prometeo. Interpretación griega de la existencia humana. Karl Kerényi. Traducción de Brigitte Kiemann. Sexto Piso. México, 2011. 146 páginas. 17 euros.
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