Rajoy promete terminar el AVE y aplazar la deuda con el Estado
El presidente del PP se compromete a aplazar la deuda de Galicia con el Estado
Nada que ver con lo de otros años. La familia del PP gallego regresó ayer a Soutomaior, como cada septiembre, para lanzar el inicio de un curso político. Mariano Rajoy se ve ya en La Moncloa, el PP le ve ya en La Moncloa y en los mítines ya no se escuchan siquiera los gritos de "presidente, presidente" que la parroquia lanzaba al líder popular en sus horas bajas, cuando acudía a Galicia para refugiarse de los escándalos que lo atenazaban en Madrid. Ahora el partido se lo cree.
Que este no será un otoño más lo recordaron en el atril desde el alcalde de Soutomaior hasta el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, pasando por el jefe del Gobierno gallego. Alberto Núñez Feijóo subrayó la importancia de este otoño político. "Nace una esperanza, la de un partido y un presidente que puede ser el de España que nació en Galicia. La esperanza de un Gobierno, un partido y un presidente que no van a olvidar que nacieron en Galicia".
La alta velocidad se ejecutará "sin falsos horizontes de finalización"
En realidad, quienes se encargaron de recordárselo en los últimos días fueron sus compañeros de partido, a quienes incomodó a principios de agosto que el presidente nacional y candidato a presidente condicionase el final del AVE gallego a que hubiese fondos, según declaró en una entrevista en Faro de Vigo, lo que los socialistas han utilizado desde entonces como munición electoral.
Feijóo hizo de apuntador en las vísperas y Rajoy, sobre el escenario, casi se ajustó a su texto. Cargó contra el PSOE, al que acusó de hacer un "AVE de boquilla", y pese a la inversión de 6.000 millones de euros del Ministerio de Fomento dijo que la alta velocidad estaba sin pagar. Y por último concluyó: "Finalizar el AVE a Galicia y pagar el AVE a Galicia es una de las prioridades de mi Gobierno". Añadió la coletilla de que lo hará "sin fechas falsas de finalización y con presupuestos realistas". Ni 2015, como sostiene el equipo de José Blanco, ni 2018, como pronostica la Xunta como plazo más realista de conclusión de las obras. El candidato popular demostró que no se pillará los dedos con calendarios para que el argumento del AVE no se le vire en contra a su propio partido.
Sí asumió otra de las manidas reivindicaciones de su hombre en Galicia. Si él llega al poder, alargará el plazo para que las comunidades autónomas devuelvan los anticipos a cuenta que percibieron del Estado y que ahora deben devolver. En el caso de Galicia, 2.500 millones en los próximos cinco años. Pese a que la idea contradice todo su discurso político, y el mantra de reducir déficit y deuda para generar primero confianza, luego empleo, más tarde consumo y, por tanto, recuperación, Rajoy se compromete a alargar esas devoluciones. "Creo que es obligación del Estado hablar con las comunidades autónomas y darle un mayor plazo para devolver esos recursos". Antes había deslizado que el error del Gobierno de Zapatero en el cálculo de la recaudación fiscal de los ejercicios 2008 y 2009 -cuando estalló la crisis con más virulencia en España- podría no haber sido involuntario. "Espero que sea solo una equivocación y no meternos en otras historias", insinuó.
El resto del guión es conocido: en la España del mapa azul, la de las autonomías y ayuntamientos donde manda el PP, ahora "hay una ola de buen gobierno y austeridad que se inició en Galicia". Con Feijóo como ejemplo de ahorro, y su pasado siempre a mano para glosar su paso por instituciones como la Diputación de Pontevedra, la Xunta de Albor o el Parlamento gallego, pidió ayuda Rajoy para "un gran proyecto nacional que nace en un partido que aspira a representar a una mayoría de los españoles".
De pasada, mucho antes había invocado la necesidad de que el crédito vuelva a fluir y de llevar a cabo la reestructuración financiera de verdad y dejar de marear la perdiz. Como telonero, Feijóo ya se había apresurado a enterrar a los socialistas. "No hay más pasado que Zapatero, Rubalcaba, el PSOE y el gobierno de España".
Homenaje al ausente
Hace años que el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, no se pasa por el castillo de Soutomaior, donde Rajoy pone fin cada año a su verano. La última vez, hace tres años, alegó que no se le había convocado con tiempo y la víspera se marchó de Perbes a Madrid. Desde entonces la salud del expresidente de la Xunta ha empeorado mucho. Una operación de cadera le obliga a desplazarse en silla de ruedas y este mismo viernes anunció que abandona la actividad política. Ayer, en Soutomaior, Alberto Núñez Feijóo, muy distanciado de Fraga desde que accedió al poder, quiso rendirle homenaje, ahora que su antecesor ya no concurrirá al Senado.
"Manuel Fraga no se va porque su partido está aquí y estará aquí siempre como gran partido constitucional. Vamos a rendir un homenaje más a nuestro presidente fundador", reivindicó el jefe del Gobierno gallego entre aplausos. También Rajoy encontró palabras emotivas para el veterano senador. "Fraga sigue en el PP, sigue con nosotros y seguirá ayudándonos como ha hecho siempre a lo largo de su vida política".
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