Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea / La meva germana viu sobre la llar de foc
Narrativa. Esta primera novela de Annabel Pitcher (Yorkshire, 1982) contiene una entretenida y conmovedora historia que surge a partir de un suceso terrible: la muerte en Londres de Rose, una niña, en un atentado terrorista. Han pasado cinco años, la madre de Rose se ha ido con su amante y el padre y los hijos del matrimonio: Jasmine y Jaime, se han traslado a Ambleside. "Allí no hay musulmanes", esta es una de las razones del padre. El matrimonio se ha repartido los restos de la hija, de manera que parte de las cenizas de Rose reposan sobre la repisa de la chimenea del nuevo hogar. Como ya sucedió con El niño con el pijama de rayas, de John Boyne, Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea acoge a un lector tanto adolescente como adulto, aunque aquí Jaime, un niño de diez años, no se le oculta nada, sino que es él quien trata de esquivar la tragedia familiar. Jamie será el narrador, y es habilidad de Annabel Pitcher dotar de expresiva naturalidad a esa voz que atrapa a quien está escuchando. En la novela, el conflicto dramático nace a partir del suceso, pero para el niño la congoja va por otros derroteros. Su mundo infantil se desmorona pero sobre todo le afectan turbulencias más habituales: la ausencia de la madre, los compañeros del nuevo colegio, la complicidad y el apego a su gato Roger, y ese secreto que trata de ocultar a su padre: la amistad con Sunya, la niña paquistaní que usa hiyab. Pese a lo previsible de la historia, la frescura y el humor envuelven la novela y mantienen el entendimiento entre quien lee y ese convincente protagonista que quiere proseguir con su infancia al mismo ritmo que el resto de los demás niños.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.