Rosell pide cordura
El presidente del Barcelona no denunciará a Mourinho para rebajar el nivel de crispación
Pocos días después de la final de la Supercopa de España, al tiempo que afirmaba que "los éxitos azulgrana se celebran con mujeres, champán y puros", Joan Laporta exigió a Sandro Rosell, su sustituto como presidente del Barcelona, que entrara en acción: "Le toca defender los intereses del club como hice yo durante mis siete años al frente", dijo. "Yo lo hice a capa y espada. La caverna españolista no me lo perdonó, así que creo que hice bien mi trabajo", apuntó el exdirigente la semana pasada.
Ayer, Rosell, que fue vicepresidente en la directiva de Laporta, hizo gala de otro estilo en el congreso de peñas culés y llamó a la cordura. No denunciará la actitud de José Mourinho, el técnico del Madrid, en los minutos finales del partido de vuelta en el Camp Nou, cuando metió un dedo en el ojo a Tito Vilanova, el segundo entrenador del Barça, ni pretende avivar la polémica. "La sociedad no está como para que echemos más leña al fuego". Y añadió: "No somos una junta directiva bravucona ni charlatana. Si buscáis una junta de ese perfil, no somos nosotros". No dijo hacia quién iba dirigido el mensaje, pero por junta bravucona y charlatana el entorno de Rosell identifica a Laporta y su gente.
"Hay que poner sentido común. Acabaremos matándonos por la calle", advierte
Enviado el mensaje a sus críticos, Rosell pidió calma a los más de mil peñistas de las más de 1.400 peñas del Barça presentes en el encuentro. El recibimiento que un reducido grupo de madridistas hizo al club a su llegada al Bernabéu en el partido de ida -el autobús de la directiva fue apedreado- le hizo reflexionar: "No vamos bien. Somos nosotros los que tenemos que poner sentido común y no echar más leña al fuego. Tenemos que bajar el nivel de crispación. Acabaremos matándonos por la calle y eso no está en los valores del deporte. El cuerpo nos pide una cosa, pero el sentido común otra".
Rosell explicó por qué tanto la directiva como el cuerpo técnico -Andoni Zubizarreta, director deportivo, consultó a Pep Guardiola y Vilanova y este fue el primero en pedir que olvidaran el asunto- decidieron no realizar una denuncia: "La opinión pública tiene claro que lo que ha hecho Mourinho no es correcto y ya ha dictado sentencia. Lo que ha pasado lo ha visto todo el mundo. No sabemos si los estamentos de la federación actuarán porque están de vacaciones, pero las pruebas son clarísimas. Si creen pertinente actuar de oficio, ya lo harán".
Además, dejó la pelota en el tejado del Madrid como ya hiciera Zubizarreta un día antes. "Nosotros", manifestó a los peñistas, "dediquémonos a celebrar lo bien que lo hicieron nuestros jugadores, disfrutar de los títulos y prepararnos para la Supercopa de Europa del viernes [frente al Oporto en Mónaco]. Me gustaría que pasárais página con este tema. El problema no lo tenemos nosotros, lo tienen ellos".
Rosell quiso ser conciliador, pero juzgó así la victoria barcelonista: "Veníamos prácticamente de la playa y ganamos a un equipo mucho más preparado".
No obstante, el discurso presidencial se alejó del que ofreció al final de la pasada temporada, cuando amenazó con romper con el Madrid tras haber sido acusado el Barça de dopaje y favores arbitrales y se quejó de la extrema dureza de los de Mourinho en el campo. "Si los límites de la deportividad se vuelven a traspasar, estaremos obligados a romper nuestras relaciones institucionales, hecho que no deseamos, pero no nos temblará el pulso si tenemos que hacerlo", dijo entonces, a mediados de junio.
Rosell también hizo ayer balance de la temporada ante los peñistas, después de la ofrenda floral en la tumba de Joan Gamper por la mañana y de la aparición estelar de Cesc y Alexis, los dos fichajes del año. El presidente hizo una loa al equipo de Guardiola y a las cuatro secciones profesionales antes de explicar que, a pesar de todas las inversiones hechas en La Masía, el club ha recuperado patrimonio. "Hemos parado la recalificación del Miniestadi porque no queremos venderlo", añadió, no sin confesar que se había visto obligado a hacer operaciones de austeridad exageradas: "Hay que mirar la pela tal y como nos enseñaron nuestros abuelos y nuestros padres. Sobre todo, cuando el dinero no es tuyo".
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