Otra vez, otra vez
Ha sido difícil escapar del Papa en la tele, tanto como del fútbol en un fin de semana normal. El Papa ha estado omnipresente, mas no por sus poderes mágicos, sino por los cuarenta y pico canales de televisión que -dijeron- disfrutaríamos. La TDT no ha traído más oferta, ha traído más repeticiones. Más para lo mismo. Se llama abaratamientos de costes o sinergias. Ya que hay que hacer un despliegue de cientos de personas para cubrir el acto, ya que pagamos cada gol a precio de oro, repitámoslos a todas horas y en todas partes y a la vez. Bajo ese principio absoluto se reciclan series viejas, se repiten los dibujos animados y hasta los vacuos debates del corazón.
Más. Haga zapping para huir de la publicidad. Imposible. Las cadenas de una misma cuadra se ponen de acuerdo para cortar a la vez, y así conseguir una audiencia decente que vender al publicista. Más del 90% de las emisoras tiene una audiencia inferior al 2%. Quien se refugia en los canales TDT cuando las grandes cadenas machacan con publicidad se encuentran con que a pesar de su raquítica audiencia -llámese LaSexta3 o Divinity- los anuncios son casi los mismos.
Más. Si aguanta ante el televisor mañana, tarde y noche comprobará que el informativo nocturno es prácticamente el mismo que vio al mediodía que, a su vez, le sonará, de los titulares que ha leído, durante el desayuno en el periódico que, lógicamente, recoge noticias de la víspera. O sea, la televisión, casi un siglo después de su invención sigue detrás de la radio y hasta del medio impreso. La repetición es la norma. No estamos hablando del bucle del futbolista que llega en su cochazo al centro de trabajo. La repetición afecta a todo, dos, tres y hasta cuatro veces en el mismo noticiario.
Qué decir de esos canales de culto: los informativos non stop, los de 24 horas de noticias. Lo siento, pero no me voy a aguantar: un camelo. Los que son y los que han sido. Desde la aparición de la CNN en la guerra del Golfo, no han dado una sola primicia; en la mayoría de los casos se limitan a recitar notas de agencia. No entiendo su función, y menos en la era de Internet. No son informativos, son letanías.
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