Lamentable espectáculo
Tanto el Real Madrid como el FC Barcelona brindaron un gran espectáculo deportivo en el terreno de juego en los dos primeros clásicos de la temporada. Sin embargo, en su duelo por hacerse con el primero de todos los títulos a los que aspiran este año, también ofrecieron otro tremendamente lamentable con la tangana final que tuvo lugar en los últimos minutos del partido de vuelta disputado en el Camp Nou. Manos en el cuello, en la cara, dedo en el ojo, empujones por la espalda, agarrones, insultos, un auténtico alarde de mal gusto que ofreció una imagen bochornosa a aficionados de todo el mundo.
El juego brillante desplegado por los considerados como los dos mejores equipos del momento en dos encuentros de máxima rivalidad, quedó totalmente empañado por la trifulca barriobajera con la que quisieron poner fin a una nueva edición de la Supercopa de España. Parece que ahora hay quien se empeña en buscar un culpable, cuando deberían hacer reflexión todos ellos.
Son profesionales que juegan al fútbol porque se supone que aman el deporte y porque les pagan por ello, y están por tanto en su derecho de reclamar aquello que les corresponde, pero también en la obligación de no convertir un campo de fútbol en un ring o en un escenario propio de una batalla campal. Y más teniendo en cuenta que interactúan ante los ojos de millones de personas, para las que buena parte de ellos representan un ejemplo a seguir. Sin duda, este es un mal camino para convertirse en modelos de conducta ejemplar, como deberían serlo las sanciones para todos y cada uno de los implicados.