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Pasajeros en sillas de ruedas, muchos ingleses y taxistas con competencia ilegal

El nuevo aeropuerto de Alicante, diseñado por el arquitecto norteamericano Bruce Fairbanks, tiene una superficie de 333.500 metros cuadrados, seis veces más que la terminal anterior, dispone de 26 puertas de embarque, cuando antes había 16, una sala de facturación con 98 mostradores, antes tenía 53, y 16 cintas de entrega de equipajes. Estas cifras indican que se ha diseñado un aeródromo para un largo plazo, capaz de asumir 20 millones de pasajeros al año.

La inauguración de la nueva terminal permitió a muchos jóvenes encontrar un nuevo trabajo. Es el caso de Pablo, que tiene 23 años y trabaja en la empresa que atiende a las personas con movilidad reducida. "Nunca pensé que tanta gente viajaba en sillas de ruedas", asegura al explicar que cada día son entre 200 y 300 pasajeros los que reclaman sus servicios. "Hay vuelos que llegan con 25 ó 30 pasajeros en sillas, y sólo tenemos un control adaptado para ellos lo que retrasa mucho el embarque", se lamenta. Pablo admite que el aeropuerto es "muy bonito pero poco funcional" para las personas con alguna discapacidad.

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La oferta comercial de tiendas y restaurantes se extiende por una superficie de 8.000 metros cuadrados. La apertura de estos locales ha permitido a muchos volver al mercado laboral. Es el caso de Carmelo Martín, de 31 años, camarero en Chocolatería Valor, licenciado en Biología Marina, trabajó temporadas en el aeropuerto de Ibiza y luego en Terra Mítica. "No sabía que venían tantos ingleses a Alicante, hay que explicarles qué es el chocolate, ellos no lo conocen", comenta extrañado. Su compañera Greisi Álvarez es colombiana, y estuvo un año en el paro antes de empezar a trabajar en la chocolatería del aeropuerto. "Me sorprende mucho que no sepan hablar nada de español", afirma en referencia a los clientes británicos, principalmente.

Otro chico, Yago tiene 24 años, trabaja en el punto de información de AENA, y habla inglés, alemán y portugués. "Sobre todo piden información de sus vuelos y cómo desplazarse en autobús o en tren". Pero no todo son alegrías con el nuevo aeropuerto, los que no están tan contentos son los taxistas. "Ahora el cliente se dispersa, y hay muchos taxis ilegales que se anuncian en Internet", comenta indignado Andrés Vives, presidente de Radio Taxi Elche. Los miembros de esta asociación calculan que 500 coches operan fraudulentamente transportando pasajeros. "Lo hemos denunciado a la Guardia Civil y a la consejería de Transportes pero no intervienen", se lamenta. Vives asegura que porteros de fincas o gente que conoce a los turistas ofrece sus vehículos para llevarles a L'Altet. "Somos conscientes porque hay clientes que llevamos, pero no traemos y vienen en coches particulares", asegura este taxista que critica la "dejadez" de la Administración.

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