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Reportaje:ESCENARIOS DE UNA CIUDAD FESTIVA | El Ayuntamiento | Días de diversión

Un año para nueve días

"Suelo adelgazar cada Aste Nagusia". Joseba Rosales lleva coordinando las fiestas de Bilbao 23 años y es una de las personas que contiene la respiración cuando se lanza el txupinazo que da paso a nueve días de diversión y, en su caso, también a grandes dosis de responsabilidad. El trabajo de preparar la Semana Grande implica a todas las áreas del Ayuntamiento y empieza por la valoración de la edición recién concluida. "Vemos lo que ha ido bien y mal y empezamos a perfilar la siguiente", explica Rosales.

De esta forma, el Ayuntamiento se convierte desde septiembre en una gran cocina donde va madurando poco a poco el evento festivo estival más importante de la capital vizcaína. Un equipo de ocho técnicos, entre los que hay un jefe de infraestructuras, un director jurídico, un coordinador, auxiliares y animadores, va sacando a licitación entre noviembre y diciembre distintos concursos para asegurarse los escenarios y los dispositivos de sonido adecuados con tiempo suficiente. En los casos que es posible, como el de algunos montajes, la contratación se hace por dos años. Ese núcleo duro de profesionales también empieza a tantear el panorama musical para "saber qué grupos tendrán tirón" en el futuro próximo y así poder ir contactando con ellos para su posible contratación.

Un grupo de ocho técnicos inicia las contrataciones en noviembre "Es como una cena familiar, siempre se escapa algún detalle"

Siempre con el ojo puesto en el presupuesto -este año es de 2,5 millones, igual que el del año pasado-, los responsables y técnicos de distintas áreas se reúnen "muchísimas veces" a lo largo del año. Mientras el Ayuntamiento resuelve su día a día, las grandes líneas van derivando en un programa con más de 300 eventos. Todo este trabajo, desarrollado con tiempo y precisión milimétrica, no impide que, a veces, haya imprevistos. "Es como cuando hay una cena familiar en casa, siempre se escapa algún detalle", compara Rosales. Nada grave ha ocurrido de momento o, al menos, "nada que se haya visto de puertas para afuera".

Toda esta previsión, ¿impide que los nervios cundan en el Consistorio? Nada más lejos de la realidad. "No hay tranquilidad ninguna", reconoce Rosales, a quien el vértigo no se le quita en los nueve días de la Semana Grande. Los peligros se esconden prácticamente tras cada esquina. Que en el pregón no funcione el micro o el mechero que debe encender la mecha del txupin. "Para evitar sustos, meto un mechero en el bolsillo de todos, además de la txupinera: El pregonero, la concejal... Los que están en la balconada", apunta el coordinador de las fiestas. Este año ha habido algunas caras nuevas en el teatro Arriaga, pero el procedimiento para diseñar las fiestas sigue un camino concreto desde hace años.

Cuando sale el txupin y el comienzo de la Aste Nagusia ya es oficial, a Joseba Rosales le da un "bajón" porque "cinco minutos antes estoy como una moto". Una vez pasado el trago toca repartirse el programa y vigilar el desarrollo de las actividades. "Recopilamos información y estamos un rato aquí y otro allá". El móvil ha sido un gran avance. Hace unos años se comunicaba con walkies que les dejaban los bomberos.

Estos técnicos no están solos en su despliegue. " Casi 400 agentes de policía municipal vigilan las 24 horas del día para responder de forma inmediata a cualquier demanda ciudadana o posible incidente, más de 200 personas se encargan del operativo de limpieza con 102 vehículos y máquinas. Tras el Desfile de la Ballena, un equipo especial de 37 personas y 30 vehículos y máquinas recogen los residuos de este acto festivo. Además de las labores previas para verificar el buen estado de los materiales e instalaciones necesarias para el lanzamiento de los fuegos artificiales, una autobomba de los bomberos y tres ambulancias permanecerán en el Parque Etxebarria.

Este año hay nueva concejal de Fiestas, Itziar Urtasun, cabeza visible del operativo municipal. "Todos los que han pasado por el puesto se implican y cada uno aporta su toque personal", señala Rosales.

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