_
_
_
_
EL APERITIVO DE RAFAEL POVEDA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vino tinto con sifón, almendras y aceitunas de Onil

El aperitivo en mi niñez era una práctica de los domingos. Entre semana no había aperitivo. Al salir de misa de 12 acompañaba a mis padres al casino de Monóvar. Mi padre pedía un vermú seco de las bodegas de don Primitivo Quiles, excelente bitter que todavía hoy se puede comprar en las tiendas. Le añadía dos golpes de sifón que procedían de una ingeniosa máquina cromada que colgaba de la pared y que Casa Miguel Juan en Dénia mantiene activa. Mi madre tomaba vino blanco que dejaba acercarme levemente a los labios. Se acompañaba con patatas fritas hechas allí mismo, cortadas no demasiado finas, con mucho aceite de oliva y con sal gorda que se quedaba pegada. El aperitivo de verano, sin embargo, era casi todos los días, al lado de la balsa de riego donde nos bañábamos agarrados a negros neumáticos de camión. El calor de agosto imponía tomar una palometa, anís seco con agua y trozos de hielo arrancado de una barra con un martillo. El rey de la tapa veraniega era sin duda el capellanet asado, bacaladilla de lomos gordos, sabrosa y barata. A veces, los Baeza del Campello nos enviaban marraix, tiburón marrajo de sabor intenso y piel dura que devorábamos con entusiasmo antes de atacar el también escaso budellet o tripa del atún rojo braseada sobre sarmientos.

Ahora, mi condición de enólogo me obliga a probar los cientos de aperitivos que salen cada año, pero, en la canícula estival, siempre vuelvo al vino tinto con sifón, almendras fritas con sal y unas aceitunas negras de Onil, las imbatibles del Cuquello.

Rafael Poveda es enólogo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_