Ocho días en la piel de una res brava
Jon Erauskin, mayoral de los toros de fuego, explica los entresijos del espectáculo
Jon Erauskin lleva 18 años enfundándose el armazón de los toros de fuego. Esta Semana Grande, además, ha ejercido de mayoral, de responsable del espectáculo. "Todos los años toca a alguien nuevo y hay que explicarle las normas, por dónde tenemos que andar, qué medidas de seguridad hay que tomar", enumera. Lo fundamental del espectáculo, que cada noche congrega entre el Hotel Londres y el Boulevard donostiarra a un buen puñado de niños y adultos, es que se preserve la seguridad de los corredores.
"Hay algunos que por la emoción quieren tocar, y otros, algún borrachillo extranjero que se empeña en agarrarnos". En las carreras participan un total de 12 personas, seis son los toros y otras tantas los pastores encargados de controlar que no se produzca ningún incidente. Los armazones pesan entre 20 y 30 kilos. "Vamos metidos en una estructura de madera y si te caes te puedes partir el cuello", aclara Erauskin.
Los toros de fuego tienen una especie de ritual. Antes de que comience el espectáculo Erauskin y sus compañeros de reúnen en las inmediaciones del Hotel Londres, desde donde parten los toros. Primero "nos cambiamos, nos ponemos el chándal y las zapatillas. Calentamos y estiramos mientras los de [la pirotecnia] Astondoa preparan las cargas. Luego esperamos a que los municipales nos den la señal". El espectáculo comienza y cada 20 o 30 segundos salen los toros. En la parte trasera del Ayuntamiento descansan y beben agua para, a continuación, hacer el mismo recorrido en sentido contrario. En el punto de partida les aguardará la cena y una ducha.
Conseguir forma parte del equipo de Erauskin parece tan difícil como adentrarse en una sociedad secreta, a menos de que se tengan los contactos necesarios. Él, que reconoce que de pequeño el espectáculo no le atraía mucho, consiguió formar parte del mismo porque un compañero suyo de remo le metió y ahora, como encargado de los toros de fuego, no engaña, se tiran de contactos, de conocidos y recomendaciones. El mayoral espera a que hoy pase la última carrera y disfrutar de lo poco que quedan de las fiestas.
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