"En EE UU la novela romántica trata de crear fantasías y mis libros no encajan ahí"
Una versión moderna de las tragedias griegas o de Casablanca. Así es como Nicholas Sparks define sus novelas. El estadounidense, que fundó una escuela en la que sumerge a los alumnos en el español, no siente compasión con los que tratan de catalogarlas como romances. Nacido en Nebraska en la víspera de Año Nuevo en 1965, el autor de El cuaderno de Noah o La última canción -ambos en Salamandra- publica en España su penúltimo libro, The Lucky One (Cuando te encuentre), de Roca.
El protagonista es Logan Thibault, un soldado que sobrevivió a tres misiones en Irak. Allí encontró la foto de una mujer, que llevó siempre en su bolsillo como si fuera su amuleto. Le llamaban el afortunado, porque muchos de los soldados de su unidad murieron, salvo su mejor amigo, Víctor. Pero la historia de amor se desarrolla cuando regresa de su última misión. No podía quitarse a la mujer de la cabeza, y empezó a buscarla.
"Una de las grandes inspiraciones de la novela es un vecino que era capellán en Irak. Vio morir a muchos jóvenes"
PREGUNTA. ¿Por dónde empieza cuando va a una librería?
RESPUESTA. Dedico mucho tiempo a la sección de "no ficción". Me concentro en todo lo que atrae mi atención o en autores que sigo, que sean buenos. Y la historia, biografías y economía para estar informado. Al año puedo acabar leyendo 125 libros.
P. ¿Es una precondición para ser un
best seller?
R. Sí, pero además sucede que disfruto con ello. Es mi pasión.
P. Sus libros se encuentran en "ficción", al menos en Estados Unidos.
R. Ahí es donde deberían estar.
P. ¿Sigue una fórmula para que el lector pase página?
R. Hay géneros que dependen de fórmulas más que otros, como el romance. Y en los thrillers también hay una estructura. En los dramas de ficción de lo que se trata es de llevar al lector por todas las emociones humanas, evocarlas poco a poco. Hacerle preguntarse hacia dónde va la historia. Es como darle un cierto sentido de misterio. Hay, además, una conexión global. El amor es amor en España, en Estados Unidos o en China. Además, mis libros están basados en gente común, en la que la gente puede verse.
P. Esto funciona desde hace siglos.
R. Cierto, no he inventado nada.
P. Pero la crítica es dura con su género, la considera de segunda.
R. Sinceramente, no me importa. Tengo buenas críticas y a otros que claramente no les gusta lo que escribo. Escribo historias que creo que a la gente le gustará leer, esa es la esencia. Y siempre busco hacerlo lo mejor posible.
P. Se califica como un escritor desde el corazón. Sin embargo, no tiene amor por lo que llaman sus historias romances.
R. Claro que no, porque se equivocan. En Estados Unidos la novela romántica es un género muy diferente, trata de crear fantasías románticas. Mis libros no encajan ahí.
P. ¿Pero están cargadas de romance?
R. Sí, mis novelas rotan en torno al amor, pero puede que los protagonistas no acaben juntos o no acabe la historia en tragedia. Es como si pusieran mis libros en thriller o en la novela militar porque está basada en un veterano de Irak.
P. Sus novelas están construidas por edades. ¿Cómo decide el grupo en el que se centra?
R. Es la primera decisión que adopto al escribir una novela. Y lo decido por instinto, por la actualidad. Mis lectores van desde los 12 años hasta los 90 años. Trato de escribir libros que gusten a todos, pero con los que se sientan identificados. Independientemente del grupo de edad que elija, siempre trato de hacerlo accesible para todos. Last Song es la relación de una adolescente con su padre.
P. No se corta al evocar emociones. ¿Pero no corre el riesgo de ser demasiado melodramático?
R. Es una línea muy difícil de no cruzar. Hay quien piensa que lo hago. Es instinto, y la experiencia de leer durante 20 años y de escribir desde hace 16 años. Lo mejor es ir pensando siempre que menos es más. Y eso lleva tiempo. Ahora estoy editando mi última novela. Quizás lleve 35 ediciones en un pase de ocho a diez páginas. He sumado palabras, recortado, desplazado. Llegará un momento en el que diré: esto es lo más cerca a lo que puedo llegar, porque he tratado otras vías.
P. ¿Final feliz, trágico o agridulce?
R. Si lo primero que decido es la edad, lo segundo es el final. Tengo que saber hacia dónde voy para poder cubrir todo el abanico de emociones y no perder ninguna en el proceso. Así también trato de evitar ser melodramático.
P. ¿Para escribir
Cuando te encuentre tuvo que modificar su forma de afrontar la novela? ¿Tuvo que investigar mucho?
R. Fue difícil dar con la unidad adecuada en la que Logan podría haber servido. Cuando empecé a escribir era relativamente pronto en el conflicto. Y poca gente va tres veces al frente.
P. Irak es sangre, fracaso. Y construye una historia de amor.
R. Es Irak, pero es también la vuelta a casa. De hecho, una de las grandes inspiraciones de la novela es uno de mis vecinos, que era capellán. Vio morir a decenas de jóvenes en sus manos. La foto de Logan es la manera de escapar de esos horrores y concentrarse en algo, mirar hacia delante.
P. Hay pasajes muy descriptivos sobre Irak. ¿Estuvo?
R. No. Pero hay tres chicos de mi equipo de atletismo que están ahí ahora. Y donde vivo es una región con fuerte presencia militar, rodeada de las bases más grandes del país. Solo en mi vecindario conozco a cinco personas que estuvieron en Irak. Google y Youtube, y leyendo sobre gente que estuvo allí, ayudan a darte el sentido.
P. Es una historia de amor que aborda el destino y la fe ciega en la amistad. Háblanos de Zeus y Víctor.
R. Zeus es mi perro. Está inspirado en uno de mis dos pastores alemanes. Me encanta entrenar perros, como a Logan. La amistad es amor, y esa es la premisa de la infantería y los marines. No luchas por tu país, por tu bandera o por motivos políticos, sino por mantener viva a la persona que está a tu lado. Sin eso, nada funciona, porque él de al lado no luchará por ti.
P. El hombre salva a la mujer. En
Cuando te encuentre es al contrario.
R. Eso es lo que hace el amor real, va en dos sentidos. El amor te ayuda a curarte y te completa. Nadie tiene la vida perfecta. Todo el mundo espera algo más, diferente. Es la naturaleza de la vida misma. El hombre y la mujer se complementan.
P. Hollywood se porta muy bien con usted.
R. No hay duda. Se han hecho ya seis películas de mis libros. Y hay dos películas más por llegar. Una en enero o febrero, Cuando te encuentre. Y Save Haven -el libro no se publica aún en España- empezará a filmarse en otoño. Lo interesante es que la mayoría de mis cintas están dirigidas por extranjeros. Tienen buena sensibilidad cuando se trata de llevar estas historias a la gran pantalla.
P. Para
The Last Song, fue Disney la que le llamó para hacer el guión antes de publicarse el libro.
R. Cierto. Lo curioso es que ya estaba pensando hacer una novela dirigida a adolescentes. La última la había escrito diez años antes, enfocada en un chico. Dediqué cinco o seis semanas a pensar si funcionaría como novela. Era lo primero que tenía que venirme a la cabeza, tener clara la historia antes de ir a Los Ángeles y presentarla. En ese momento, ya no importaba qué era lo primero, porque la historia la tenía en la cabeza.
P. Pero para triunfar en el cine hay que estar en la Red.
R. A Miley Cyrus le encantó Un paseo para recordar (Salamandra), y Disney llamó al director. Al poco que tienes un poco de éxito, los estudios quieren trabajar contigo. Así es como funciona Hollywood. Nunca tuve una película que no funcionara en las taquillas. Y son de bajo presupuesto.
P. ¿La era digital requiere una forma diferente de escribir?
R. A eso respondo con Don Quijote. La leo una vez cada tres años. Es una novela fantástica, muy bien escrita. Y sigue siéndolo después de siglos. Es una historia humana. La gente cambia menos de lo que pensamos. Las emociones son las mismas. El deseo por las historias seguirá, da igual cuál sea la evolución de la tecnología. Habrá espacio para las historias cortas, y para los libros grandes.
Cuando te encuentre. Nicholas Sparks. Traducción de Iolanda Rabascall. Roca. Barcelona, 2011. 363 páginas. 19 euros
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