Amaral, ante la jauría 'indie'
El dúo 'ensaya' su nuevo disco frente a los asistentes al cierre del Sonorama
La fotografía de la noche del domingo tenía más de salvaje que de popera. Como un lobo que rastrea el bosque con sigilo, Amaral salió al escenario del Sonorama marcando el paso con un tintineo que confundió al público hasta el primer acorde de Kamikaze. Entonces se lanzaron contra todo y contra todos: llevaban mucho tiempo en el local de ensayo y por fin escapaban para despedir el festival Sonorama, en Aranda de Duero.
Juan Aguirre, días antes, había avisado de que tenían "sed de escenario" tras varios meses grabando su nuevo disco, Hacia lo salvaje, que sale a la venta el 27 de septiembre. Así que después de calentar al batallón extra que llenó el recinto con éxitos como El universo sobre mí, Eva Amaral, con un vestido verde de paillettes, se volvió a transmutar en fiera y empezó a aullar su nuevo sencillo. Las guitarras subieron para anunciar que lo último de la banda llegaba en un diálogo de gritos entre cuerda y percusión. "Los ritmos de este nuevo disco son muy contundentes. Hay una evolución en las letras. Somos impulsivos a la hora de componer y no nos damos cuenta de qué hacemos hasta pasado un tiempo", contaba Aguirre antes del concierto.
Tal vez aprovechara el día festivo de ayer para reflexionar sobre los amagos de energía que le sacaron de su soledad en la esquina izquierda del escenario. El diagnóstico estaba en cada golpe y patada de su compañera, eufórica por influjo de la luna casi llena que iluminaba la Ribera del Duero. Tony Toledo acompañó desde la batería las embestidas de Amaral; Jaime García, cantante de Sexy Sadie, y Chris Taylor hacían de escoltas con la guitarra y el bajo, respectivamente. Ya recompuesta, Eva Amaral se abrochó la guitarra española e interpretó Moriría por vos, antes de otra exclusiva, más gélida en ritmo y letra: Antártida, que también es el nombre del sello con el que se han iniciado en la autoproducción. "Empezamos en 2007, pero solo ahora le hemos puesto nombre", contaba Aguirre. "En lo musical no supone un cambio. Siempre hemos tenido la misma libertad".
La traca final llegó con dedicatoria para el Papa, de visita esta semana en Madrid, inspirador de Las puertas del infierno. "Una vez dijo que el infierno existía y era eterno. No sé cómo será por ahí abajo, pero aquí las cosas siempre cambian", gritaba Amaral antes de una despedida en falso que sirvió para presentar la tercera de las novedades, Montaña rusa, y como antesala de Revolución. Altavoz en mano, el dúo de Zaragoza cerró un concierto energético para el público de primera fila y paradójico para los que se apostaron más atrás en busca de una respuesta al cierre del Sonorama, el festival más representativo del indie en español.
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