"Aguantaré lo que haga falta"
Cesc reconoce que hace tres años no estaba preparado para una posible suplencia en el Barça, pero que ahora sabe que afrontará con garantías la competencia y la presión del Camp Nou
Desde las ocho de la mañana, Cesc Fàbregas (Arenys de Mar, 1987) lucía una sonrisa deslumbrante. También al bajarse de un Audi A5, negro y de cristales tintados, junto a Darren Dein, su representante, para pasar el primer reconocimiento médico en el Hospital de Barcelona o cuando fue a firmar el contrato en las oficinas del Camp Nou. Cesc dijo entre risas, ya en su presentación como nuevo jugador del Barça, que su única preocupación, por los nervios, era ver cómo se desenvolvía al dar toques al balón sobre la hierba del estadio mientras sonaba Simply the best, de Tina Turner. Para todo lo demás, aunque también sonriente, no le tembló el pulso: directo, de cara y, sabedor de cómo funciona la Can Barça, con conocimiento de causa.
Wenger: "Hemos perdido a un jugador de clase mundial, pero era su voluntad"
Había tres puntos tensos sobre la mesa: la competencia que se va a encontrar por la titularidad; el dorsal 4, que en la pretemporada era de Thiago, y su marcha del Barça cuando era cadete. Cesc no rehuyó ningún apartado.
"Viene a un lugar donde sabe que va a competir. Es uno de los retos de esta plantilla", expresó Andoni Zubizarreta, el director deportivo del Barça. Respondió Cesc: "Tenía muchas opciones y he escogido la más difícil. Es el reto de mi vida. Compito con los mejores jugadores y me gustan los retos imposibles".
El 4 es consciente de que se va a medir con sus amigos, con los dos volantes (Xavi e Iniesta) que han dirigido al equipo al título en dos de las últimas tres Champions y a España en los triunfos en la Eurocopa y el Mundial. "Xavi e Iniesta, como Messi, Pedro, Piqué..., son los mejores del mundo", dijo el medio. También estarán en esa misma parcela Thiago, que ya ha alcanzado la internacionalidad, y Keita. "Es verdad que estoy malacostumbrado a jugar, enfermo o lesionado", reflexionó; "y que hace tres años no estaba preparado para esto porque quería jugarlo todo. Pero ahora me siento más maduro, con más experiencia y capacitado para aguantar lo que haga falta".
Entre otras cosas, se presume el centrocampista, que quizá tenga que aguantar alguna crítica del sector más ácido del Camp Nou, que no entiende el precio pagado -34 millones (29 que pone el Barça y otros cinco que añade del sueldo de Cesc), más otros cinco variables que se pagarán por ganar dos Ligas y una Champions- por alguien que ya era de La Masía: "Sé que hay gente que está dolida conmigo por irme de joven, que fue por dinero, por conceptos deportivos o por lo que fuese. Me exigirán el doble y forma parte del reto. Pero estoy aquí para dar hasta la última gota de sudor. No he dejado nunca de querer al Barça". Ni el vestuario a Cesc, al que reservó el 4 por más que lo llevara Thiago. "El número no importa, aunque es especial para mí. Sé que ha habido debate con Thiago. [Renunciar a él] es un gesto que le honra, de crack".
Festeja el Barça su llegada y el Arsenal lamenta la marcha de su capitán. "Los echaré de menos", aseguró Cesc. Sobre todo, al técnico, Arsène Wenger. "Nos despedimos, pero casi no pude hablarle porque es como mi segundo padre. Es la mejor persona que he encontrado en el fútbol", explicó Cesc, que, tras ese adiós, insatisfecho, le envió un mensaje por el móvil para darle las gracias por todo, para decirle que jamás le olvidará. "Hemos perdido a un jugador de clase mundial que no queríamos que se fuera, pero era su voluntad", respondió ayer Wenger; "si se marcha no es por dinero o por no querer estar aquí, sino porque estaba desesperado por jugar en el equipo de su ciudad. Es muy difícil resistirse a eso". Replicó Cesc: "Yo no vengo para estar con mi familia, sino para trabajar y jugar". Aunque no tenga la titularidad asegurada.
El sueño del '4', insomnio de muchos
Todo estaba listo, con Cesc en la puerta de su casa londinense, el billete y las maletas preparadas, directo hacia el aeropuerto de Heathrow. El viernes pasado debía viajar en avión a Barcelona a las 15.25. Pero no lo abordó. El Arsenal, sin previo aviso, modificó varios detalles económicos en el contrato que envió por correo electrónico al Barça, cifras irrisorias, pero a cambiar porque no eran las pactadas. "Un susto", relatan desde el entorno del jugador, "pero ya no había marcha atrás porque eran cantidades mínimas".
Cesc aterrizó el domingo por la noche en Barcelona y ayer firmó su contrato por cinco temporadas -la cláusula de rescisión es de 200 millones- y se dio un baño de masas -35.000 aficionados- donde siempre deseó, como relataba en el vídeo de su presentación. "Me llamó Cesc Fàbregas, tengo 14 años y mi sueño es marcar algún día goles como este en el Camp Nou", decía un niño de dientes saltones y risa fácil. Ha costado.
A la una de la madrugada del viernes, Cesc llamó por teléfono a su madre. "¡Ya está hecho!", le dijo; "falta firmar, pero ya hay un acuerdo". La noticia emocionó a Núria, incapaz de pegar ojo en toda la noche, como su hermana, Carlota. El sueño de Cesc; el insomnio pasajero de muchos. No fueron pocas las veces que habló con su amigo Piqué, con Zubizarreta y con Guardiola, de quien aseguró que fue una figura clave porque su opinión, como técnico, es la que más cuenta. "Han sido meses de sufrimiento, pero me he quitado un peso de encima", reseñó el futbolista, que el viernes, aunque no volara, lo tenía claro. "Ya está hecho", le repitió a su padre. "Pues saca lo que llevas dentro, tu fútbol", le respondió Francesc. "Para eso vengo, para triunfar en el Barça", convino ayer Cesc.
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