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Entrevista:Vicepresidente de Credit Suisse para Asia-Pacífico | ECONOMÍA GLOBAL | JOSÉ ISIDRO 'LITO' CAMACHO

"Para superar una crisis hay que pasar por una etapa de sufrimiento"

Alicia González

En julio de 1997, las autoridades tailandesas devaluaron el baht. En cuestión de días, las divisas de Indonesia, Malasia y Filipinas se derrumbaron y para octubre el won coreano se unió a la debacle, extendiendo la crisis financiera a toda la región. Ahora, Asia ha logrado capear con bastante rapidez la peor crisis financiera global desde la Gran Depresión. No ha sido un camino fácil. José Isidro Lito Camacho (Bataan, Filipinas, 1956) cuenta la historia de uno de sus amigos, un multimillonario que perdió más de la mitad de su fortuna con aquella crisis, "pero venía de no tener nada, de ayudar a su madre a vender pescado, y se sentía afortunado". Su amigo volvió a ser un empresario de éxito.

"La crisis de los 90 fue una bendición porque obligó a tomar medidas"
"El modelo chino de economía más centralizada ha sido una ventaja"
"La historia de Asia hoy no es de exportación, sino de consumo interno"

Pregunta. ¿Qué lecciones puede ofrecer Asia a Europa a la hora de afrontar la crisis financiera?

Respuesta. Lamento decir que no es una lección amable. La región se recuperó con fuerza de la crisis, pero también hubo mucho sufrimiento, se destruyó mucha riqueza, hubo historias duras, como la de los ciudadanos coreanos haciendo cola para aportar sus joyas de oro al Tesoro del país o la del empresario tailandés de éxito que pasó a vender bocadillos en la calle. Pero para superar una crisis semejante hay que pasar inevitablemente por una etapa de sufrimiento. Hay que asumir la pérdida de valor de tus activos, tu pérdida de riqueza, y es entonces cuando eres capaz de recuperarte. Una vez que el precio de los activos hace que puedan volver a venderse y a comprarse, entonces empieza la recuperación y el crecimiento. Así pasó en Asia.

P. Pero no se vieron protestas en la calle, como en Europa.

R. Quizá todo esté relacionado con el hecho de que la riqueza de Asia es relativamente reciente. Muchos de los ricos de hoy día arrastran un pasado modesto y esa circunstancia les permitió lidiar mejor con la crisis financiera. Siento comprensión con mis antiguos colegas en Europa [Camacho fue ministro de Finanzas de Filipinas entre 2001 y 2003] porque es difícil lidiar con esta situación cuando procedes de siglos de prosperidad y debes adaptarte a una nueva realidad.

P. ¿Qué ha hecho a Asia tan resistente a esta crisis?

R. Visto en perspectiva, la crisis de finales de los años noventa fue una bendición porque obligó a la región a adoptar medidas antes de que estallara la crisis global. Hoy día, las posiciones fiscales de los Gobiernos de la región son razonablemente saludables; hay muchas empresas con liquidez y bajo endeudamiento; bancos en su mayoría con balances saneados, y el endeudamiento de las familias es bastante bajo. Pero además creo que la gran historia que está sucediendo en Asia, y una de las razones por las que no solo ha sido capaz de resistir la crisis, sino de convertirse en uno de los motores del crecimiento mundial, es el consumo privado. No para de crecer y lo hace de forma generalizada en la región. Esa es una historia difícil de ignorar para el resto del mundo.

P. ¿Qué está detrás de ese aumento del consumo?

R. Lo primero es el intenso proceso de urbanización que se está produciendo en una región con mucha población. Ese factor aumenta mucho el nivel de renta disponible. Los ciudadanos en Asia tienen más dinero en el bolsillo y lo están gastando. La visión de las economías asiáticas como potencias exportadoras es una historia vieja. La historia a día de hoy es la de una Asia consumidora.

P. ¿Ya no es la fábrica del mundo?

R. Todavía sí, porque comparativamente sus costes de fabricación y laborales son más baratos, pero ahí también hay cambios. China ya no es el mercado laboral más barato de Asia; Indonesia es mucho más barato, o India, incluso Tailandia y Filipinas. Eso está provocando una deslocalización de empresas dentro de Asia. Nokia recientemente ha trasladado su fábrica de producción de China a Vietnam. Sin embargo, al mismo tiempo, pocas compañías relacionadas con la alimentación y las bebidas pierden dinero en Asia. O en el sector del comercio, donde empresas como

Zara tienen mucho éxito, así como del sector inmobiliario. Algunos hablan de burbuja en este sector, algo a mi juicio solo apropiado en determinados sectores y países, quizá en la franja de viviendas más elitistas. Pero la urbanización que está sucediendo en ciudades secundarias en India o China justifica la evolución del mercado y la fuerte demanda de otro tipo de servicios como el comercio, infraestructuras, telecomunicaciones.

P. ¿Qué otras historias de Asia estamos ignorando?

R. Todas están en cierta medida relacionadas. El Banco Asiático de Desarrollo prevé que la región demandará en los próximos 10 años inversiones por 7,7 billones de dólares para reducir su retraso con el resto del mundo en materia de infraestructuras. Eso implica energía, agua, puertos, aeropuertos, telecomunicaciones, porque Asia tiene escasez de inversión en esos sectores. Y eso ofrece una clara oportunidad para las empresas occidentales. Luego está el tema de las materias primas. Asia es vista como una gran consumidora de todo tipo de materias primas, especialmente China, pero se olvida que muchos de estos países son grandes abastecedores, y mientras Asia y el resto del mundo sigan creciendo, la demanda de materias primas se mantendrá. A los precios actuales, eso supondrá un fuerte beneficio para estas economías.

P. ¿Asia es ya inmune a lo que sucede en EE UU y Europa?

R. No completamente, pero su impacto ahora es mucho menor. Es algo que ya había empezado a cambiar mucho antes de la crisis y ahora hay un fuerte comercio intrarregional. En Filipinas, antes de 2001 las exportaciones a China representaban el 1,5% del total y hoy esa cifra ya tiene dos dígitos.

P. ¿El crecimiento depende entonces de China?

R. La región ha creado sus propios motores domésticos, que están anclados por China e India, pero que tienen vida propia. Además, también ha aumentado el comercio con el resto de las economías emergentes. Hay países como Indonesia, Vietnam o Filipinas para los que las exportaciones, medidas por valor añadido, representan el 20% del PIB. Eso significa que aunque la economía mundial se frene, su PIB puede seguir creciendo. Ahora que la economía global se recupera, aunque no sea muy fuerte y con un crecimiento mayor en Asia y otros emergentes, esa combinación permitirá a la región tener un buen desempeño.P. No exenta de riesgos, como las presiones inflacionistas...

R.Es cierto, pero los países más afectados por la inflación, como China o Vietnam, cuentan con economías más centralizadas y con herramientas mucho más efectivas para combatirlo. Cuando las autoridades chinas les dicen a sus bancos que reduzcan el crédito para disminuir las presiones inflacionistas, están en una posición mucho más efectiva que, por ejemplo, el Gobierno de EE UU. El modelo chino ha sido una ventaja en esta crisis. Cuando el presidente Obama quiere inyectar dinero en la economía, tiene que llevar el proyecto al Congreso, lograr la aprobación del presupuesto, obtener el apoyo de las agencias, que se preparen los proyectos de ejecución... Es un proceso que lleva incluso años. En China, cuando se decide construir carreteras para impulsar la demanda interna, a los 30 días puedes ver a los equipos empezando a trabajar.

José Isidro Camacho, en las oficinas de Credit Suisse en Madrid.
José Isidro Camacho, en las oficinas de Credit Suisse en Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.
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