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Crítica:DANZA | Flamenco
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Malditos micrófonos

Una sucesión de bailes quiere mostrar someramente un argumento de corte autobiográfico, pero con toda seguridad, este joven artista de atrevidas iniciativas está aún en etapa de estudiar, perfeccionar su baile y sobre todo adquirir los resortes básicos y conceptuales de lo que es en realidad un espectáculo de danza española. A saber y sobre todo: estructura y ritmo, conjunto con hilo conductor y empaste estilístico.

Poco de esto encontramos cuajado en la propuesta de Stefano Domit. La música de Fernando de La Rua, obsesivamente pegada a efectos coloquiales de jazz convencional, tampoco ayuda a centrar los bailes, y cuando no jazzea, se acerca peligrosamente a las sonoridades de intención narrativa de Emilio de Diego.

ENTRE MARES

Coreografía y baile: Stefano Domit; música y guitarra: Fernando de la Rua; cante: Jacob Quirós; percusión: Iván Mellén; bailaora invitada: María Juncal. Teatro Pradillo. Hasta el 13 de agosto.

La idea peregrina de amplificar los zapatos de baile destruye los valores del baile de tacón, si es que los hubiera; ya esto lo han experimentado antes con desigual fortuna otros bailarines de más fuste y el resultado es de dudoso valor artístico. En este caso, incluso está hecho de una manera tan rudimentaria que resta profesionalidad. El espejo podría ayudarle mucho a armonizar el braceo, a equilibrar los desplazamientos.

El Teatro Pradillo es un espacio recoleto, íntimo ya por sus proporciones. ¿Qué se busca con materia amplificada? Las alegrías del final muestran al bailaor en sus posibilidades reales y ahí vemos cómo no ha medido su alcance. La coreografía es larga, repetitiva y sin garra. Antes, María Juncal hace una soleá a su medida, con sus ideas y su sentido particular de un baile más bien hermético, no expansivo. Es una manera de afrontarlo que necesita técnica más brillante, como dice la tradición.

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