"No importa lo que diga una agencia; EE UU es y siempre será triple A"
El presidente comparece por sorpresa y ofrece un pacto a los republicanos sobre servicios sociales - Obama pide reformar el sistema tributario de EE UU
Tres días después de que la agencia Standard & Poor's decidiera rebajar la calificación crediticia de la deuda soberana del tesoro norteamericano, el presidente Barack Obama compareció ayer por sorpresa en la Casa Blanca para defender la solvencia prestataria de su país. "Los mercados bajan y suben. No importa lo que diga una agencia de calificación. Estados Unidos es y siempre será un país triple A", dijo Obama, en un discurso en el que trató de aplacar el nerviosismo vivido el fin de semana por la ciudadanía estadounidense, los mercados internacionales y los prestamistas como China, el mayor propietario de deuda norteamericana, que el sábado denunció la "adicción al crédito" de Washington. No logró calmar los mercados: La Bolsa de Nueva York llegó a caer más del 5% tras la intervención del presidente.
Zapatero habla por teléfono con Obama sobre la situación de los mercados
El presidente, que se dirigió a la nación sin admitir preguntas, ofreció a los republicanos un pacto bipartidista para asumir las reformas que no se culminaron en las negociaciones sobre la extensión del techo del límite de endeudamiento del Gobierno, finalizadas dentro de plazo el pasado 2 de agosto.
"No necesitábamos que una agencia de calificación viniera a decirnos que el atasco que se ha vivido en Washington en los pasados meses no ha sido constructivo", dijo el presidente. A parte de una vieja exigencia demócrata, la de reformar el sistema tributario para gravar más a las rentas más altas, el presidente admitió que sería necesario incluir en ese acuerdo una reforma de los servicios sociales. Llegó a nombrar expresamente un programa que hasta la fecha ha sido un anatema para su partido: el de la reforma de Medicare, el único seguro público que ofrece algunos subsidios en materia de atención médica a los ancianos.
En julio, la facción más radical del Partido Republicano convirtió las negociaciones del límite de endeudamiento público en un ultimátum de recortes al presupuesto federal de EE UU. Condicionaron la aprobación de la medida a reformas integrales y esenciales del estado norteamericano. Nunca en el pasado había ocurrido algo semejante. Pasados presidentes habían aumentado ese techo sin problema. Reagan lo hizo 18 veces y George W. Bush, siete, según la propia Casa Blanca.
Obama sólo pudo hacerlo a horas de que venciera el plazo y evitando 'in extremis' que Washington se declarara oficialmente en suspensión de pagos, después de aceptar tres billones de dólares en recortes durante la próxima década. La mayor parte de esos recortes se deberá consensuar ahora en un comité bipartidista del Congreso, que se formará cuando acabe el receso de agosto.
La agencia S&P utilizó el caos político de los pasados meses como una de las principales medidas para justificar la rebaja de la calificación de EE UU, de AAA a AA+. Durante el fin de semana, diversos portavoces de la Casa Blanca y del Tesoro criticaron a la agencia por lo que calificaron de precipitación. Obama citó ayer a uno de sus principales asesores en materia económica para reafirmar la solvencia norteamericana: "Como Warren Buffett mantiene, EE UU es un país que, si la hubiera, merecería de cuatro A. Muchos inversores y yo coincidimos con él".
Posteriormente, el presidente criticó que la agencia hubiera empleado argumentos políticos para evaluar la solidez financiera de la nación norteamericana. "El viernes recibimos esa rebaja... no porque dude de nuestra capacidad de pagar nuestras deudas... sino porque duda de la capacidad de acción de nuestro sistema político", añadió.
Por otra parte, La Moncloa informó ayer de que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, habló telefónicamente ayer por la tarde con Obama sobre la situación de los mercados. La conversación se produjo a iniciativa de Zapatero y ha duró unos 20 minutos, en los que ambos mandatarios han coincido en la necesidad de acelerar las medidas contra la crisis, informa Fernando Garea.
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