Los arquitectos piden claridad sobre las obras en el puerto de Málaga

El plan especial del puerto de Málaga vuelve a estar en el foco de la controversia. El decano del Colegio de Arquitectos, Antonio Vargas, ha denunciado la "absoluta improvisación" y la "poca transparencia e información" con la que se ejecutan las obras.

En los últimos días ha trascendido que la concesionaria de la explotación comercial del muelle 1 derribó un local de 900 metros cuadrados que ya tenía alzado para habilitar una plaza, decisión que, según ha reconocido el presidente de la autoridad portuaria, Enrique Linde, la empresa tomó por su cuenta y sin realizar ningún tipo de comunicación ni consulta previa.

Ello se suma a la modificación del plan especial aprobada el pasado día 15 por la Junta de Gobierno Local para eliminar la vía de servicio que se proyectaba en la rasera de los locales comerciales entre el muelle 1 y el Paseo de La Farola y subir en unos 40 centímetros la altura de estos, justificada por un error en las mediciones anteriores.

Para el decano de los arquitectos malagueños resulta un "sinsentido" que en las obras de un espacio tan singular para la ciudad "se dé la sensación de improvisación, derribando el forjado del techo de un local ya construido porque se decide hacer una plaza". "Parece que se está actuando sobre la marcha y encima se está modificando el plan especial con poca transparencia e información", ha denunciado Vargas a Europa Press.

Edificio cultural

El Colegio de Arquitectos ha exigido además a la autoridad portuaria y a la concesionaria que informen de una vez cómo será el edificio de uso cultural proyectado en la esquina de los muelles 1 y 2, después de que se haya filtrado que se trata de un cubo de cristal de 16 metros de altura sobre la rasante del paseo de La Farola.

Para Vargas, el problema de fondo en toda la polémica sobre el plan para recuperar los muelles del puerto de Málaga para uso ciudadano es que "desde el inicio se hizo el plan especial y se entregó este espacio público a un privado, pero sin diseñar un proyecto y marcando solo unas líneas relativamente generales". La consecuencia, en su opinión, es que ahora "falta fuerza para imponer un diseño al promotor, que modifica el planeamiento a su antojo".