_
_
_
_
_
Crítica:CHAMPÁN Y ROCK EUROPEO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sonidos de una circulación mental

Parece comprobado por la experiencia que mantener vivo y activo un grupo de música resulta, como sucede con muchos matrimonios, una carga demasiado pesada para una sola persona. Así, se han popularizado de una manera comprensible en la historia de la música reciente muchos nombres de binomios creativos: Lennon-McCartney, Jagger-Richards, Strummer-Jones, Chapman-Chinn, etcétera. Es una fórmula de trabajo probablemente nacida en las escuelas de arte inglesas de los sesenta y que va más allá de la separación americana entre músicos y letristas, propia del Tin Pan Alley. La prueba de que la fórmula funciona es la facilidad con que ese esquema se ha trasladado a la historia reciente de nuestra música. Desde los ochenta en nuestro país, todos tenemos en mente parejas de escritores de canciones que han funcionado mezclando sensibilidades diferentes: desde los primos Antonio Vega y Nacho García Vega, Martín-Casas, Berlanga-Canut, etcétera. También fue ese el caso de Carlos Tarque y Santi Campillo en los M-Clan de los noventa. Ahora Carlos Tarque, como parte separada del binomio, ha escrito un libro. En general, los libros de los letristas, de los escritores de canciones y de los cantautores son mirados con cierta desidia, como el capricho literario de un artista que tiene en otro campo su punto fuerte. Se piensa en ellos no como poesía, sino como simples versiones literarias de canciones, una mercancía menos valiosa a la hora de tenerla en cuenta. Escribir una canción o un poema son dos cosas absolutamente diferentes, pero no aciertan quienes, sosteniendo ese criterio, llegan hasta el extremo de pensar que una cosa es más digna que la otra. Si están leyendo esta columna en una sobremesa de fin de semana, salgan a la calle e intenten practicar esa pedantería que algunos dan en llamar "escuchar atentamente el silencio". A no ser que vivan en un pueblo de pocos habitantes, alejado de cualquier gran núcleo urbano, comprobarán que es imposible. Siempre se escucha un zumbido de fondo constituido por el rumor del tráfico, la goma contra el asfalto, las sirenas y los bocinazos lejanos, los ascensores zumbando tras las paredes, el casi imperceptible pero perpetuo y fatigante motor de la calefacción o aire acondicionado. Ese rumor, ese sonido, es el que captura Carlos Tarque entre sus palabras en este libro. Precisamente por ser compositor y escritor en cierto modo ya estoy estropeado para siempre como lector de obras ajenas. Uno, si es enérgico y emprendedor, siempre siente que lo haría de otra manera. El libro de Tarque es de las pocas veces que eso resulta imposible, como sucede con algunas obras de Jaume Sisa o Albert Pla en sus momentos más sensibles. No le falta ni le sobra una palabra y no se podría contar lo que cuenta de otra manera. El libro es una edición muy afinada sin ser lujosa; portátil y accesible económicamente, y se acompaña también de las imágenes de uno de los mejores fotógrafos jóvenes de última hornada: Thomas Canet. Cabe pensar que la percepción afinadísima, tanto de uno como de otro, nos van a dar más sorpresas en el futuro. Pero no hay ninguna prisa. Ya llegarán. Como llegan los buenos vinos y las mejores obras, las más pensadas.

Sótanos, tierra y montañas rusas. Carlos Tarque y Thomas Canet. Antonio Machado Libros. Madrid, 2010. 84 páginas. 12 euros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_