Fabra cederá la alcaldía de Castellón a Bataller el 30 de julio

La marcha de Alberto Fabra a la presidencia de la Generalitat y el advenimiento del inédito Alfonso Bataller a la alcaldía, junto a las últimas decisiones del todavía regidor de Castellón, que ha eliminado o restado relevancia en el Ejecutivo local a los referentes del pasado mandato, dejan un equipo de gobierno con escaso peso específico, lo que ya ha provocado intranquilidad en el PP de la ciudad.

Fabra renunciará a la alcaldía de Castellón en el pleno extraordinario del próximo miércoles y Alfonso Bataller será investido como alcalde el sábado 30 de julio. Su elección ha sido una decisión personal de Fabra. Ha pesado, sobre todo, la amistad que les une desde hace 30 años en el PP local y la estrecha relación de sus esposas, que se remonta a la infancia.

El próximo alcalde es un hombre discreto, "escucha más que habla"

Los concejales del PP con mayor peso político en el Ayuntamiento de Castellón han sido relegados a un segundo plano, o trasladados a las Cortes y la Diputación. Así ha sucedido con el anterior responsable de la acción política local y vicealcalde, Javier Moliner, que ha heredado de Carlos Fabra la presidencia de la institución provincial y ahora ocupa un escaño sin responsabilidad en el Consistorio.

También se ha marchado a la Diputación y queda sin un área de peso el edil Vicent Sales, uno de los valores emergentes del PP local durante el pasado mandato y que parecía llamado a tareas de mayor responsabilidad en el Consistorio. A Sales le ha pasado factura su "falta de pedigrí", según fuentes populares, ya que hace solo cuatro años que está afiliado a la formación conservadora. Alberto Fabra también ha prescindido de Beatriz Gascó y de Carmen Amorós, dos mujeres que han demostrado su valía, de contrastada trayectoria y muy queridas por la militancia de base -sobre todo, la segunda- y que han dado el salto al Consell y las Cortes, respectivamente. Tampoco repite, ni como concejal no electo a pesar de los intentos de Alberto Fabra, el expresidente de la Diputación y todavía máximo responsable del PP provincial, Carlos Fabra, quien ha abandonado la vida política. "Ahora se explica", aseguraba ayer un destacado dirigente popular, la "insistencia de Alberto" por "incorporar a Carlos" después de las pasadas elecciones.

Del enjuto equipo restante están llamados a asumir el protagonismo el portavoz del Grupo Popular, Miguel Ángel Mulet, y la portavoz adjunta Marta Gallén, aunque sobre todo la segunda carece de la elocuencia de los anteriores.

Para que sea alcalde Alfonso Bataller tendrán que renunciar Marta Gallén, Javier Moliner y Marisa Ribes, que le precedían en la candidatura del PP. El futuro alcalde tiene un perfil muy similar a Alberto Fabra. Es calificado por sus compañeros como un hombre moderado, discreto y que "escucha más que habla". Su primera experiencia en política municipal ha sido los 41 días que han pasado desde que se constituyó el Ayuntamiento, y ya ha dado muestras de su inexperiencia, como cuando intentó celebrar una comisión de Economía sin la presencia del secretario, lo que hubiera podido provocar la impugnación de la reunión. En el PP confían en "trabajarlo" durante estos cuatro años, pero le piden "máxima implicación y capacidad" para formar un buen equipo porque en caso contrario, advierten, "caerá" en las próximas elecciones.