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La conformidad requiere aceptar la pena más alta

Para que Francisco Camps eluda el juicio en sí, tiene que conformarse con la pena más grave de las que le demanden las partes. En su escrito de acusación, el PSOE de Valencia empezó pidiéndole, por cohecho propio, tres años de cárcel y ocho de inhabilitación. Pero el juez Flors invalidó esta petición al abrir el juicio y ciñó los hechos al delito de cohecho pasivo, que castiga al funcionario que recibe dádivas en función de su cargo aunque sea a cambio de nada. Los socialistas ya previeron esta posibilidad y, alternartivamente, en el mismo escrito, pedían para Camps 49.500 euros de multa, unos 9.000 más que la Fiscalía Anticorrupción.

Para evitar el paseíllo judicial y ser juzgado por nueve de sus convecinos (un jurado popular), Camps puede asumir el delito y pagar la multa. Eso sí, quedaría como un delincuente confeso y con antecedentes penales. Además, antes de nada, Camps debe convencer a los otros imputados del caso de los trajes de la trama Gürtel para que hagan lo mismo que él, pagar la multa.

Aun accediendo todos ellos a aceptar la pena, técnicamente tendrían que esperar al día del juicio para exhibir ante el juez la conformidad, lo que casi les permitiría irse de allí con la sentencia bajo el brazo. Sin embargo, muchos tribunales, conocedores de eventuales acuerdos, zanjan el tema citando a las partes a una vistilla sin tener que llamar a nueve ciudanos a sabiendas de que su intervención no será necesaria. Al tratarse de una multa, los antecedentes penales quedan cancelados a los seis meses, un buen paraguas para el caso de que la financiación ilegal del Partido Popular se llevara también a alguno de ellos por delante.

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