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Crónica:NATACIÓN | Mundiales de Shanghái
Crónica
Texto informativo con interpretación

A Londres se va a patadas

Erika Villaécija, la única española que compite en piscina y aguas abiertas, se clasifica para los Juegos en una carrera sin cuartel

Diego Torres

La playa de Jinshan se extiende a lo largo de los cinco kilómetros que median entre las dos plantas de la Compañía Petroquímica de Shanghái, subsidiaria de la petrolera Cinopec dedicada a la producción de plástico. En la arena apelmazada se mezclan miles de trocitos de poliuretano que el mar lleva y trae a simple vista arrastrados junto con el agua marrón del delta del Yangtsé.

Ese fue el entorno en el que ayer se disputó la carrera femenina de 10 kilómetros de aguas abiertas del Mundial. Ese fue el lugar en el que Erika Villaécija decidió cambiar su destino. "Quiero retirarme con una medalla olímpica", se dijo hace meses la española. Y aunque no consiguió subirse al podio se abrió paso hasta la décima posición de una prueba demoledora. El puesto le asegura la presencia en los Juegos de 2012 en Londres.

A los 27 años, optó por la vía heroica y fue décima en la prueba de 10 km.
"Llevo mal los golpes. En el mar no tienes tu carril y aquí lo normal es pegar", dice Erika
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"Me voy marcando retos cada año", cuenta Erika cuando le preguntan por el motor que le lleva cada mañana a la piscina desde que iba a la escuela. A sus 27 años es la veterana del equipo español. Bill Sweetenham, el legendario técnico australiano que ahora asesora a la Federación Española de Natación, manifestó recientemente, en una carta abierta, que cuando un nadador no ha alcanzado una medalla olímpica con 23 años es muy difícil que la consiga en el futuro. El seleccionador nacional, Luis Villanueva, que se muestra adherido al ideario de Sweetenham, opina lo mismo. En la federación dicen que a Villanueva no le ha gustado que Erika se dedique a las aguas abiertas. Que habría preferido que se concentrara en las carreras de fondo en piscina, los 1.500 y los 800. Erika no opina lo mismo. Ante la posibilidad de que Villanueva, el seleccionador, la deje fuera de los Juegos, abrió su abanico y optó por la vía heroica. Nadar en piscina y en aguas abiertas entraña una complicación añadida pero ahora, tenga las marcas que tenga en piscina, sabe que el verano que viene irá a Londres.

El equipo de natación en piscina, junto con Villanueva, voló a Shanghái en clase business, en amplios sillones, para recuperar el cuerpo con mayor facilidad antes de la competición tras 10 horas de vuelo. Erika nunca recibió el mismo trato. Igual que los waterpolistas, las chicas de natación sincronizada o sus compañeros de aguas abiertas, viajó a China en clase turista. Incómoda pero con la posibilidad de cumplir su sueño.

"Me falta conseguir una medalla mundial en piscina larga y una medalla olímpica", asegura Erika. "Hace un par de años la rutina se me hacía muy pesada. Los Juegos de Pekín fueron un desastre porque enfermé en plena competición. Empecé 2009 sin ganas. Ahora tengo rabia".

"Las aguas abiertas me han ayudado a motivarme", decía Erika antes de zambullirse en Jinshan. "Pero llevo mal los golpes. En el mar no tienes tu carril. Si quieres estar ahí tienes que colocarte. Y si vas bien colocada, por cada brazada que das recibes un golpe de las rivales. Es como si todo el mundo quisiera estar en el mismo sitio, que es detrás del primer clasificado. Mi táctica ha sido separarme, ir por fuera, y meterme en la última vuelta. En los últimos 1.000 metros, si tienes que dar algún golpe, lo das. Ahí lo normal es pegar".

La carrera no tardó en confirmar los peores temores de Erika. Desde el inicio, la británica Keri-Anne Payne se afirmó en cabeza. Su plan de ataque fue el de siempre. Fue sencillo. Ir delante, la primera, para no tener que recibir las patadas de nadie y, llegada al pantalán de avituallamiento, beber con holgura. El sol calentó el agua a más de 27 grados y en la estela de Payne comenzó a formarse un cardumen espumante de mujeres sedientas atizándose a toda velocidad. "En las dos primeras vueltas estuve adelante", recordó Erika, evocando los momentos en los que se situó entre las diez primeras. "Luego, como hacía tanto calor, paré a beber y cuando quise recuperar me encontré con que no me dejaban pasar ni por un lado ni por otro".

Hubo aguadillas, patadas y puñetazos al pasar por las boyas y por los pantalanes. Jordi Cruz, el fisioterapeuta español, se apostó como un mecánico de fórmula uno, con una vara extensible para alcanzarle los líquidos reconstituyentes a la nadadora. Cada repostaje fue como poner en ebullición un caldo. Decenas de varas con banderas se alargaban para asistir a las nadadoras que se peleaban por un sitio junto a su taza y se estorbaban unas a otras, derramando el líquido en el mar.

Al cabo de 2h 1m 58s de azotes que dejaron por el camino a nadadoras curtidas como la fornida británica Payne, o como la estadounidense Jennings, la caravana acuática llegó a la meta. Payne, la italiana Grimaldi y la griega Lymperta hicieron podio. A 20 segundos entró Erika con el billete de Londres.

Resultados. Hombres: final trampolín de 3 metros sincronizados: 1. Qin Kai y Luo Yutong (Chi.) 463,98 puntos. 2. Zakharov y Kuznetsov (Rus.) 451,89. 3. Castillo y Sánchez (Méx.) 437,61. Mujeres: waterpolo 1ª fase: España, 8; Rusia, 18. Hoy: 13.00h. final Solo libre (Sincronizada); 3.00h. final 10 kilómetros (H), F. José Hervás y Héctor Ruiz.

Villaécija durante el avituallamiento en la prueba de aguas abiertas.
Villaécija durante el avituallamiento en la prueba de aguas abiertas.PATRICK B. KRAEMER (EFE)

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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