"Pidió más dinero para untar a gente"
Un diácono acusado de vender falsos indultos niega en el juicio que cobrase al menos 25.000 euros a los presos con la promesa de sacarles de la cárcel
Sentada frente a la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Barcelona, una mujer se revuelve. "Es un estafador", farfulla entre dientes. Su hija la mira. Su marido no dice nada. Los tres son familiares de José Navarro y pagaron presuntamente 25.000 euros en 2007 para que Jaime Benjamín G. N. consiguiese sacarle de la cárcel, donde sigue. El tribunal juzgó ayer al hombre por vender falsos indultos a convictos. La fiscalía pide ocho años de cárcel para el acusado, que, además de trabajar haciendo "cortometrajes y documentales" de bodas, es diácono en Vic (Osona).
"Nunca en mi vida me han entregado dinero", se defendió el hombre, de origen mexicano. Con traje azul y las gafas de ver en el bolsillo, defendió su honorabilidad. Arguyó que en su labor como diácono y subdelegado de la delegación diocesana de la pastoral penitenciaria del obispado de Vic, acudía a las cárceles catalanas para visitar a los presos que le corresponden. Siempre con el párroco Jordi Vila.
La fiscal pide ocho años de prisión para el hombre por estafa
Cuatro testigos aseguran que sabían de las ofertas de libertad
"Hablábamos en general, nada de traspasos o indultos", sostuvo. Y jamás trataba con presos a solas, según él. "Solo si alguien se quería confesar". Por eso, insinuó, es imposible que ofreciese a los presos beneficios penitenciarios a cambio de dinero. El párroco de Vic se hubiese dado cuenta. "Me limitaba a dar consejos espirituales". Aunque luego admitió que también aconsejaba a los presos sobre qué "documentos necesitaban para el traslado" de prisión y hablaba con sus familias.
El párroco que acudía con el acusado a las prisiones compareció ayer como testigo. Es un hombre de avanzada edad. La audiencia tuvo que proporcionarle una silla y sentarle cerca del tribunal para que oyese las preguntas. "Nunca iba solo", refrendó el hombre, que no dudó de su inocencia. "No ha cobrado nada. Hasta yo, con lo poco que tengo, le he tenido que ayudar para que pueda llegar a fin de mes", añadió como ejemplo de las dificultades económicas que, a su entender, tiene el acusado.
Pero cuatro presos que ya han cumplido su condena y los familiares de un quinto que sigue en la cárcel aseguraron ayer haber recibido directamente la oferta de los indultos a cambio de altas sumas de dinero o haber tenido conocimiento de ello a través de terceros. La fiscalía sostiene que el acusado llegó a pedir 140.000 euros a los presos.
"Me entrevisté con él en el bar Modelo. Fui con mi mujer y mi hija. Me pidió 25.000 euros para sacar a mi hijo", contó ayer José Navarro, el padre de uno de los presos supuestamente estafados. Al día siguiente, según su versión, fue al banco, pidió el dinero y, acompañado de una persona de confianza, quedó de nuevo con el diácono y se lo entregó.
Luego propuso el mismo negocio a otro preso, amigo de su hijo. "Pero la familia dijo que no, que era un engaño", contó el hombre. "Por el malestar y por haber hablado con gente, me pidió a mí 6.000 euros más", completó el relato Mónica Navarro, hermana del preso. "Pedía más dinero para untar a gente", añadió Gregorio Navarro, otro testigo. A partir de entonces, "ni lo localizábamos, estaba siempre fuera", lamentó la mujer. "Confiamos en él", resumió, con el acusado sentado a sus espaldas.
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