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Reportaje:Arte

En El Prado el tamaño importa

El museo saca pecho y otorga nuevo protagonismo a sus tesoros de gran formato: Tiziano, Tintoretto, Velázquez y Rubens mandan ya en la inmensa galería central

En plena calma chicha veraniega, los responsables del museo del Prado entran a fondo en uno de los debates favoritos del género humano: si el tamaño importa o no. Y han decidido que sí, que importa. Así que el equipo dirigido por Miguel Zugaza ha decidido ir a por todas y escoger lo más grande de entre los más grandes para aportar una nueva imagen de uno de los espacios emblemáticos del museo: su galería central.

El Carlos V en la Batalla de Mühlberg, de Tiziano, frente a Las meninas de Velázquez, con La familia de Carlos IV, de Goya al fondo componen una imagen que da idea de la nueva concepción de la galería. Son 59 cuadros con los que se hace un recorrido por la historia de la pintura europea a partir de las colecciones del Prado. Comienza con la pintura del siglo XVI, con Tiziano como figura central (el museo tiene medio centenar de obras suyas), y culmina a finales del siglo XVIII con Goya.

Alejandro Vergara, responsable de conservación de Pintura Flamenca de la pinacoteca, resumía ayer así la filosofía de esta remodelación: "No siempre menos es más y aquí podemos presumir de que tenemos lo mejor de los mejores".

Para evidenciar la importancia de la trasformación de la parte más vistosa de la pinacoteca, la puesta en escena de ayer estuvo al nivel de los grandes acontecimientos. Gabriele Finaldi, director adjunto y responsable de esta remodelación complementaria de la ampliación de Moneo (el arquitecto se encontraba ayer entre los asistentes), hizo que los conservadores jefes dieran a conocer las transformaciones en cada área: Miguel Falomir, en el ámbito de la pintura italiana hasta 1700; Javier Portús, en el de la pintura española hasta 1700; Leticia Ruiz se ocupó de la pintura española del siglo XVI y primer tercio del XVII, y Alejandro Vergara, de la pintura flamenca. Finaldi asegura que se ha tratado de mostrar el corazón del museo a través de sus mayores riquezas. "Hace dos años, empezó el cambio. La ampliación de Moneo nos dejó 25 salas disponibles en Villanueva. Nuestro objetivo ha sido conseguir que el espacio favorezca las colecciones y aprovechar la luz natural de esta galería".

Para Finaldi, la joya indiscutible es Velázquez y en torno a él se han dispuesto los demás tesoros. "Los criterios y lecturas pueden ser muy variados, pero Velázquez es el icono de este museo y el enlace entre escuelas", explicó. Miguel Portús resumía la esencia del pintor sevillano asegurando que Velázquez no es solo el corazón sino también las arterias del museo. "Su discurso se puede seguir de una manera cronológica y temática y en él confluye toda la historia de este museo".

Pero si todo confluye en Velázquez, es Tiziano el iniciador del recorrido. Miguel Falomir recordó que Tiziano fue el pintor más cotizado por los Habsburgo españoles y la colección se creó alrededor de él. Por ello, el paseo arranca con La Gloria, la obra que Carlos V encargó al pintor para que presidiera su sepultura en el monasterio de Yuste.

El espectáculo de obras prosigue con El lavatorio, de Tintoretto, frente a Adán y Eva, de Tiziano, y la copia de este cuadro que hizo Rubens, junto a pinturas de Carracci, Horacio Gentileschi o Guido Reni.

La obra de Rubens (Las tres Gracias, La Adoración de los Reyes) es fundamental en el recorrido. Tanto en la galería central como en la sala dedicada a la pintura flamenca del XVII. Para Alejandro Vergara, no hay duda: ningún museo supera la colección de Rubens que posee El Prado, tal como se ha visto en una reciente exposición. "Tampoco nos superan en obras de Van Dyck, a quien el próximo año el museo dedicará una exposición antológica, además de estar presente en nueve salas de manera permanente".

Así ha quedado la galería central del museo del Prado. A la derecha, <i>El lavatorio</i>, de Tintoretto.
Así ha quedado la galería central del museo del Prado. A la derecha, El lavatorio, de Tintoretto.CLAUDIO ÁLVAREZ

Una transformación integral

- La metamorfosis de las colecciones empezó en 2009, dos años después de inaugurada la ampliación de los Jerónimos por Rafael Moneo y con la incorporación del siglo XIX; su destino era el Casón del Buen Retiro, pero se quedó en la planta baja del edificio.

- En marzo de 2010, en la planta baja se abrieron las nuevas salas dedicadas a las colecciones medievales y renacentistas españolas, con una nueva disposición creada para los espacios destinados al románico.

- La pintura española, representada por Velázquez, El Greco, Ribera y Zurbarán, se puede contemplar en el primer piso desde junio de 2010. El orden temático se mezcla con el cronológico en todas las salas.

- Murillo, la sala de pintura flamenca, la pintura veneciana y la Galería Central, son los últimos espacios remodelados.

- Solo queda pendiente la reordenación de las escuelas del Norte, con Van Dick a la cabeza. En otoño, toda la reorganización habrá concluido.

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