_
_
_
_

Un futbolista que regatea a su suerte

Karim presume de ser un delantero habilidoso. Dice que de chaval fue fichado por la fundación del Real Madrid. El destino no quiso que llegara a Primera, pero a sus 20 años ha terminado viviendo en un campo de futbol. Llegó allí hace tres años a base de driblar a la falta de techo, de darse de patadas con la vida. Karim habita una de las infraviviendas del Club Deportivo Racing Garvin. "No tenía ni trabajo, ni nada. Dormíamos en el coche, luego bajo el puente, hasta que me dijeron que aquí había chabolas", explica este joven de pelo rizado y cuerpo macizo.

Los charcos se acumulan por una de las bandas de lo que alguna vez fue el campo. El olor a mugre y a espuma de detergente se mezcla en el ambiente. Es lunes por la tarde. Para algunos chabolistas, día de lavar ropa. Otros aprovechan para recoger botellas de cerveza vacías. Dicen que son la evidencia de la última parranda que montaron las personas, en su mayoría de origen latinoamericano, que utilizan el campo para jugar, beber y hacer barbacoas. Pero eso fue antes de que entrara una máquina retroexcavadora a apagar la fiesta y el juego. "Empezó un día en la mañana y por la tarde ya tenían el campo lleno de pozos", dice Karim.

Más información
Adiós al 'estadio' de las chabolas

El vivir en un terreno que recuerda más a la superficie lunar que a un campo deportivo ha generado incertidumbre entre los chabolistas, un grupo de 50 personas, en su mayoría rumanos y marroquíes, que llegaron a esta parcela del distrito de Latina hace años ya. Temen su inminente desalojo. Algunos ya le ponen fecha, aseguran que será en septiembre. "¿Y a dónde nos vamos a ir? Me marcho si me dan un trabajo", dice Fahrid, un maquinista de 39 años en paro.

Karim dice que no le teme al desalojo. Fue deportado a Marruecos cuando era niño, tras la muerte de su padre, y tuvo que ingeniárselas durante años para regresar a España. Ahora, dice, es titular en La Cantera, un equipo de Preferente, la categoría del Racing Garvin cuando desapareció. No tiene mucho que perder. De hecho, ya adelanta su siguiente jugada, otro regate. "Si nos echan de aquí, nos vamos a montar la chabola en la Laguna", explica.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_