"Me puse nerviosa y empecé a llorar", alega ante el juez una controladora
Los imputados por la huelga de diciembre esgrimen indisposición psicofísica
"Me puse nerviosa y empecé a llorar y mi superior me pidió que no siguiera". Indisposición psicofísica es el argumento exculpatorio que emplearon ayer los dos primeros controladores aéreos citados por la juez de Madrid Sagrario Herrero en calidad de imputados por su supuesta participación en la masiva huelga que obligó a cerrar el espacio aéreo español durante los días 3 y 4 de diciembre de 2010 -inicio del Puente de la Constitución-. Estos testimonios hacen presagiar que será esa la línea de defensa (razones médicas) que van a esgrimir los 16 controladores que tendrán que desfilar esta semana ante la titular del Juzgado de Instrucción 3 de Madrid. La juez Herrero citó ayer a cuatro controladores, pero dos de ellos excusaron sus comparecencias también por razones médicas.
Los dos que sí declararon dijeron que dejaron sus puestos de trabajo por razones personales de salud y rechazaron haber actuado en connivencia con el resto de controladores. Uno de ellos expuso ante la juez que abandonó su puesto tras consultarlo con su superior y debido a que psicofísicamente se sintió "muy cansado" luego de un incidente entre un avión y un helicóptero que le tocó gestionar esa tarde. Su colega, por su lado, indicó que "se puso nerviosa e incluso empezó a llorar" al recibir la noticia de que otros controladores habían dejado el trabajo y ella debía asumir más responsabilidad en la torre de control. Eso sí, los dos incidieron en que, antes de dejar el puesto, rellenaron la habitual declaración jurada dejando constancia de la indisposición sufrida.
De sus testimonios se colige que buscan el respaldo del artículo 34,4 de la Ley de Seguridad Aérea, que permite que un controlador, dada la responsabilidad que asume, abandone su actividad si por cualquier circunstancia ve disminuida su capacidad psicofísica. Aunque antes de hacerlo debe comunicarlo a su superior y rellenar la citada declaración jurada, explicó ayer Luis Vericat, del despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo, que lleva los casos de más de 8.000 víctimas de la huelga encubierta que desataron cerca de 400 controladores la víspera del citado puente. El simultáneo y masivo abandono de controladores afectó, además de a Barajas, a otros grandes aeropuertos españoles. Para evitar resoluciones judiciales contradictorias, Vericat es partidario de que un solo juzgado en España lleve todo este asunto, y no varios como ahora. Se investiga si los controladores cometieron un delito de abandono del puesto de trabajo, que lleva aparejadas penas de multa de ocho a doce meses, e incluso inhabilitación, en su vertiente agravada, para aquellos funcionarios que dejan injustificadamente el trabajo e inducen a otros a hacerlo.
Coincidiendo con estos primeros interrogatorios en Madrid, informa Amanda Mars, más de un centenar de vuelos con origen o destino Canarias sufrieron ayer retrasos por la baja de tres controladores del centro de Las Palmas de Gran Canaria.
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