Los galeones de Rande a flote
El Gobierno central paga una nueva investigación después de 20 años de silencio
Llevan 20 años esperando, y ahora que tienen la oportunidad solo van a poder trabajar una semana porque el dinero no da para más. El Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático tiene más grande el nombre que el presupuesto. Para realizar, respectivamente, las cartas marinas de los barcos hundidos en Rande y la Costa da Morte por encargo del Ministerio de Cultura, los arqueólogos Javier Luaces y Miguel San Claudio dispondrán, cada uno, de "20.000 euros, IVA incluido". Esta cantidad no da más que para pagar los sueldos, durante unos siete días, de un equipo más bien breve de arqueólogos submarinos y el material imprescindible para la misión.
Hay otros gastos mayores y menos justificados de dinero público, pero, con los tiempos que corren, el vigués Luaces no se queja. Han pasado dos décadas desde que la Xunta subvencionó las anteriores inmersiones arqueológicas en Rande, y desde entonces el tema quedó en suspenso mientras los restos del naufragio seguían durmiendo en el fondo de la ría de Vigo, como lo vinieron haciendo desde la mítica batalla de octubre de 1702, librada por la flota de Indias contra barcos ingleses y holandeses que se hicieron con buena parte de las riquezas traídas de América.
Luaces no se cansa de repetir que "va a haber sorpresas" en esta campaña
Las incursiones de los cazatesoros de Odyssey espolearon al ministerio
Al Gobierno de Zapatero le hizo falta sentir el aliento de los cazatesoros del siglo XXI para reaccionar, aunque de momento sea con tan escueto presupuesto. El temor a nuevas incursiones de la empresa Odyssey en el patrimonio español sumergido (tras aquel caso de 2007 que acabó con el abordaje de su buque insignia por orden de un juzgado de Cádiz) empujó al Ejecutivo central a aprobar el plan a finales de ese año para financiar la primera campaña encaminada a inventariar los pecios, a determinar cuáles deben ser declarados BIC y a trazar el primer mapa de arqueología submarina de la costa española.
La semana que viene, un equipo compuesto por tres arqueólogos submarinos de una empresa de A Coruña, un instructor de buceo y un patrón de barco iniciará la nueva campaña de Rande bajo la dirección de Luaces. A pesar de que en 20 años no ha habido inmersiones científicas, parten con mucha ventaja respecto a entonces porque entre 2007 y 2008 Javier Luaces y la arqueóloga y museóloga Cristina Toscano localizaron con exactitud 30 pecios de un tamaño bastante uniforme (de algo más de 20 metros de eslora) y prácticamente todos de madera (solo sobre uno existen dudas) mediante prospecciones con sónar de barrido lateral. Antes no había constancia de que fuesen tantos.
Solamente se conocían cinco, y la mejor referencia de dónde estaban la daban los pescadores, que con los años ya le habían puesto nombre a aquellos que propiciaban los mejores bancos de faneca, como O Tambor, que supuestamente se corresponde con uno de los buques españoles o con uno de los de la Armada Francesa que los escoltaban cuando arribaban a Vigo cargados de oro, plata y otras mercancías preciosas. "Donde hay un pecio, hay un arrecife artificial", recuerda el arqueólogo que va a dirigir la nueva campaña, "son lo que por la zona llaman embarros de pesca". Después de 300 años acumulando vida y contaminación, los galeones de Rande son tan interesantes para los historiadores como para los biólogos marinos.
Ahora, gracias a las prospecciones geofísicas de hace tres años, Luaces va "a tiro fijo". En sus mapas han señalado cinco de los barcos hundidos como objetivo. Localizarán los puntos con GPS, próximos al puente de Rande, y se sumergirán para registrar la mayor cantidad de datos posibles con cámaras fotográficas y de vídeo. Por si acaso, llevan señalados otros dos pecios "de reserva". Quizás les dé tiempo a explorarlos.
El problema de Rande, de todas formas, sigue siendo el de las anteriores visitas: los lodos acumulados en el fondo de la ría de Vigo anulan la visibilidad en menos de nada. Los investigadores saben que hay galeones que están completamente sepultados debajo del barro, pero otros, a 30 metros bajo la superficie, se hallan en muy buen estado y son visibles. "Va a haber sorpresas", no se cansa de repetir Luaces.
Luaces no comprende cómo Vigo no saca partido turístico a una batalla "tan mediática". Su sueño, conseguir que las Administraciones aprueben para Vigo un museo/centro investigador de arqueología subacuática, vinculado al Museo do Mar o quizás, ahora, al Campus do Mar, se repite desde que bajó a explorar el yacimiento de Rande a principios de los 90. "Con las nuevas tecnologías, se podría recrear la batalla", comenta, aunque ideas capaces de funcionar hay otras muchas, sobre todo la de reflotar uno de los galeones en mejor estado de conservación para exhibirlo dentro de un tanque.
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