Camps admite ahora que pudo recibir los trajes pero como presidente del PP
La acusación socialista insiste en unir los regalos de Gürtel y las adjudicaciones
Con su estrategia debilitada por la declaración del informático de Forever Young, Francisco Ferre, que contó al juez cómo manipuló la contabilidad de la empresa para borrar el nombre de Francisco Camps de los archivos siguiendo instrucciones de sus jefes, el letrado del presidente de la Generalitat dio a última hora del martes un giro en su línea de defensa. Siguió manteniendo, en su alegato de la vista preliminar del llamado caso de los trajes, que Camps no recibió regalos de la trama Gürtel. Por primera vez desde que se inició la causa en 2009, sin embargo, contempló de forma alternativa tal posibilidad: en caso de haber aceptado prendas de vestir pagadas por la red de Francisco Correa (25 por valor de 14.021 euros, según la Fiscalía Anticorrupción), dichos obsequios se habrían realizado en atención a su condición de presidente del PP de la Comunidad Valenciana (PPCV) y no de jefe del Gobierno autónomo, sostuvo el abogado.
La oposición afirma que el presidente se ha enredado en sus propias mentiras
El repliegue táctico busca evitar el juicio (de aceptarse esa versión, no habría delito de cohecho), pero merma la credibilidad del presidente: Camps ha sido escueto al hablar del caso en público, pero sus afirmaciones han sido siempre inequívocas en el sentido de que él siempre se ha pagado la ropa.
No es, sin embargo, la única aparente contradicción en su relato de los hechos. A diferencia de los otros tres imputados, que admitieron ser amigos de Álvaro Pérez, El Bigotes, el presidente ha insistido en negarlo. Camps mantuvo ante el juez José Flors que su relación era meramente profesional, basada en que Pérez organizaba actos del partido. Una versión que casa mal con las conversaciones intervenidas por la policía, en las que, entre otras cosas, se le oye decirle a El Bigotes: "Amiguito del alma"; "te quiero un huevo"; "quiero que nos veamos para hablar de lo nuestro... que es muy bonito".
Los socialistas valencianos, la coalición Compromís y Esquerra Unida coincidieron ayer en la opinión de que Camps había terminado enredándose en sus propias mentiras. El PP valenciano defendió, por su parte, que Camps estuviera el martes en Bruselas mientras su futuro judicial se decidía en el Tribunal Superior de Justicia (TSJV): "Mientras los socialistas se mueven en mareas turbulentas, el Gobierno de Camps", afirmó Antonio Clemente, secretario general del PPCV, "está donde tiene que estar, defendiendo las grandes infraestructuras", en referencia al Corredor Mediterráneo.
La afirmación de que los regalos se habrían hecho, en todo caso, en atención a ser cargo del partido tampoco es nueva. Ricardo Costa intentó la misma táctica ante el juez Flors en mayo de 2009, y el propio letrado de Camps lo ha deslizado durante la instrucción, aunque sin la rotundidad del martes, según fuentes del caso. El magistrado debe decidir entre hoy y mañana si abre el juicio y si le pone fecha para este otoño.
También está próxima la resolución del recurso de súplica presentado por el PSPV-PSOE contra la decisión del TSJV de no unir la causa de los trajes con la de la financiación ilegal del PP valenciano (que incluye los supuestos delitos de falsificación en documento mercantil, cohecho y prevaricación), en la que se imputa a la cúpula regional del partido.
Los socialistas mantienen en ese recurso que "para establecer el vínculo objetivo entre adjudicaciones y favores o dádivas no ha de limitarse la investigación a las personas que tienen la competencia directa asignada para la adjudicación". Y añaden que el juez debe "extenderla a todos los que tengan competencia indirecta o funcional, esto es, a aquellas personas que pudieran haber favorecido de algún modo esas adjudicaciones". Algunas de las cuales, agregan, dependían entonces de Presidencia de la Generalitat.
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