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Columna
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La hora del 'reset'

Cada era histórica posee un vocablo adecuado. Karl Polanyi hablaba de la "gran transformación". Ahora, otro teórico, Richard Florida, habla del gran reset para ilustrar lo que está sucediendo e intentar predecir lo que se aventura.

¿Qué es el gran reset? Siguiendo el Oxford English Dictionary es "volver a empezar de un modo distinto". Una definición más completa hace referencia a aquellas grandes transformaciones, amplias y fundamentales del orden económico y social que van más allá de lo estrictamente económico o financiero. O sea, un gran reset es un proceso orgánico y complejo, porque los avances en un área provocan cambios en otra.

Es decir, basándose en Schumpeter, y a partir de su concepto de destrucción creativa, Florida analiza la actual situación y pronostica que estamos en plena fase de transformación del vigente modo para innovar y dar paso adelante a un nuevo paisaje económico, totalmente distinto del anterior.

Los gobiernos carecen de recursos para generar la demanda que impulse el crecimiento sostenido

Los interrogantes de esta transformación corren parejos a los siguientes ejes. En primer lugar, se tienen en cuenta los nuevos sistemas y tecnologías del transporte, pues éstos dan lugar a innovadoras estructuras urbanísticas y logran modificar la manera y el lugar donde vivimos y trabajamos. En segundo lugar, las condiciones anteriores dan paso a modelos de vida completamente diferentes, pues se apuntan nuevos deseos y necesidades que redefinen un nuevo modelo de consumo que va a contribuir a impulsar la economía. El tercer eje viene dado por el mencionado nuevo modo de vida y por sus hábitos, pues son ellos quienes alientan las modificaciones y apuestas por las actividades industriales y hace que la productividad mejore día a día, al tiempo que expande y crea nuevos y distintos puestos de trabajo.

En suma, los grandes resets o transformaciones, como la actual, hacen que las actividades económicas no existan en abstracto, sino que estén insertadas en tejidos geográficos singulares. Por tanto, cada territorio combina ciertas particularidades en lo tocante a la producción, al consumo y a la innovación que, en definitiva, son las que reconfiguran el paisaje económico.

Pero, sin duda alguna, uno de los aspectos cruciales de hoy en día es el papel que desempeña la formación. Las civilizaciones tratan de tecnologías, de industrias y de lugares, pero también de personas. Esto es, nadie duda del rol que juegan los cambios demográficos; pero tampoco es menor la acumulación de talento y de capital humano.

Marcus Olson, economista de enorme prestigio ya fallecido, llamaba esclerosis institucional a aquellos territorios que están anclados en conductas y sistemas sociales antiguos, en tecnologías antiguas y en instituciones organizativas y prácticas empresariales desfasadas y muy difíciles de cambiar. A estos rasgos, los economistas institucionalistas (que recientemente en la persona de Elionor Olstrom recibieron el Premio Nobel de Economía) insisten en que el crecimiento de muchos territorios se ha entorpecido por mor de actuaciones empresariales equivocadas y de erróneos diagnósticos y estrategias.

Florida aclara dos conceptos básicos para explicar lo que va a venir. El primero viene a recodarnos que el reset es un proceso y que requiere de tiempo. El segundo, es que el gobierno no es el motor principal durante los resets. Es decir, los gobiernos pueden mitigar ciertas consecuencias y pueden tapar agujeros para mantener la economía a flote; pero los gobiernos carecen de todos los medios y de todos los recursos necesarios para generar el enorme nivel de demanda que se requiere para impulsar el crecimiento sostenido.

En consecuencia, la clave radica en que la sociedad exija e incorpore nuevos sistemas tecnológicos y de infraestructuras y que se lleven a cabo procesos de recomposición del paisaje económico. Esto es, que la propia sociedad debe ser el resultado de una combinación entre naturalezas y cuidados.

Estamos ante un punto de inflexión. Aquí es donde radica la responsabilidad de todos. Nadie puede quedar inmóvil, pasivo, sin aportar ideas o soluciones. Ni mucho menos, quedar sentado fumando un puro a la espera de milagros. El reto consiste en el tránsito de un orden antiguo a uno nuevo en el que se puedan adoptar nuevas formas y maneras de vivir y de trabajar. Se deben aunar esfuerzos en construir actividades de futuro. Y éstas, por definición, son creativas y se basan en el talento. La pregunta del millón es: ¿Estamos en condiciones de potenciarlo en Galicia?

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