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Columna
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La agenda en medio de la crisis

Galicia tiene su propia agenda política pero no por ello es ajena a la política española, que en estos momentos ejerce una fuerte influencia en todo lo que pasa aquí. En realidad, aún sería más preciso apelar a la política europea, ahora de acentuado corte neoliberal, que en combinación con el Fondo Monetario Internacional está debilitando las rentas del trabajo, al tiempo que genera desempleo, y por ahora sin más resultados positivos que el conocido aumento de las rentas del capital. Este es el contexto en el que estamos, sin apenas margen de maniobra, incluso cuando gobierna la izquierda socialdemócrata, como sucede de momento en España, ya que las grandes decisiones se imponen desde Bruselas, inspiradas por los intereses de Alemania y el Banco Central Europeo, que mima la inflación pero no el empleo.

Las exportaciones y el turismo son las dos mejores maneras de crear empleo a corto plazo

Son, en consecuencia, muy diversos los frentes que condicionan el panorama político y económico de Galicia, si bien podrían agruparse en cinco grandes bloques: desempleo, endeudamiento (deuda y déficit), saneamiento financiero, reformas institucionales y calendario electoral. Veamos caso por caso:

-Desempleo. La situación es grave, del mismo modo que en el resto de España, y lo seguirá siendo mientras en la zona euro todo esté enfocado a reducir el déficit y la deuda, sin medidas de acompañamiento que amortigüen los efectos de las políticas neoliberales. Eso sí, desde Galicia la Xunta de Núñez Feijóo puede actuar con sus políticas microeconómicas, casi todas de su competencia. El objetivo prioritario debería ser el fomento de las exportaciones y el desarrollo del turismo, hoy por hoy las dos mejores maneras de crear empleo a corto plazo. Desde luego, el contexto general no ayuda: de hecho, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, mantiene su previsión de cerrar este año con un crecimiento del PIB del 1,3%, es decir, siete décimas menos de lo necesario para crear empleo neto con garantías, una clara señal de que el problema del paro en España va para largo.

-Deuda y déficit. La deuda de Galicia está más o menos contenida, pero no así el déficit, que se ha disparado, en parte por el descenso de los ingresos que gestiona Marta Fernández Currás.La Xunta se ha obligado por ley a reducir el déficit cuando el PIB crezca al 2,5%, nivel del que aún estamos lejos. En cuanto al endeudamiento privado (empresas y familias), las cosas no están tan mal como en otras comunidades pero tampoco hay buenas noticias. No olvidemos que la deuda privada es el gran problema del país, tanto por su disparatado volumen con relación al PIB como por su garantía. A fin de cuentas, la deuda soberana tiene menos riesgo que la privada, ya que el país deudor puede acudir a su banco central para financiarla o subir los impuestos, como vemos en otros países que tienen el agua al cuello.

-Saneamiento financiero. Aquí las cosas pintan mal, si bien hay esperanza. Galicia conserva varios bancos, capitaneados por el Pastor, y tiene el reto de salvar NCG, donde José María Castellano va a tener que hacer poco menos que un milagro para recapitalizar la caja reconvertida en banco. Visto con perspectiva, es fundamental que NCG no desaparezca, aunque sufra en su ajuste, y que el sector público no baje los brazos. Como diría Joseph Stiglitz, los mercados financieros sin trabas no solo no alcanzan la justicia social, sino que ni siquiera producen resultados eficientes para sí mismos.

-Reformas institucionales. Un nuevo Estatuto contribuiría a centrar el debate sobre la desaparición de las diputaciones y la concentración de servicios municipales en Galicia, un país muy disperso y con graves problemas demográficos. Falta en ese sentido iniciativa política por parte del Gobierno de Feijóo, más centrado en el día a día y apremiado por los problemas financieros de la sanidad e incluso de la educación y la dependencia.

-Calendario electoral. La fecha de las elecciones generales -¿noviembre o marzo?- puede afectar a la legislatura de Galicia, tanto por las favorables expectativas de Alberto Núñez Feijóo en Madrid como por los intereses de la oposición, ya que el PSdeG paga aquí la factura de la política del PSOE en España, de modo que cuanto antes se vaya el presidente Zapatero, mejor para las esperanzas de Pachi Vázquez en Galicia.

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