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Reportaje:TENIS | Final de Wimbledon

"Jugué mal los momentos importantes"

Nadal admite que debe estar "menos nervioso" y ser "más agresivo" para contrarrestar a Djokovic

"¿Funciona esto?", dice Rafael Nadal mientras se pelea con el micro. El campeón destronado aún está sobre la pista. No han pasado ni tres minutos desde que el serbio Novak Djokovic le ha arrebatado su título y se ha lanzado al suelo para ver a qué sabe la hierba. "Te felicito a ti y a tu equipo por tu increíble temporada. Bien hecho", dice Nadal con gesto serio.

Las derrotas no solo fotografían la materia de la que están hechos los campeones. En ocasiones, como ayer en Wimbledon, también permiten medir qué les separa. Nadal ha perdido cinco finales seguidas contra Nole, pero en su razonamiento ante la prensa no asomó, por ejemplo, ninguna de las indulgentes excusas que manejó el suizo Roger Federer cuando empezó a perder un encuentro tras otro contra su némesis mallorquina. Estuvo autocrítico y fino.

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"Lo más importante para ganar en esta pista y en los partidos importantes es jugar bien los puntos decisivos. Yo no lo hice", reconoció Nadal tras dar un discurso en la pista lleno de agradecimientos, impropio del dolor que acompaña a la derrota, la mejor medida de sus hechuras. "La parte mental es un poco peligrosa para mí, porque cuando llegué al 5-4 y 30-0 del primer set me puse nervioso. Cuando tuve el punto de break en el inicio del cuarto, tampoco jugué bien y eso cambia el partido", prosiguió el número dos, que ahora, en lugar de viajar a Tejas para jugar la Copa Davis, cuidará su pie izquierdo y se revisará las rodillas.

"Eso pasó en Indian Wells, en Miami y aquí. No jugué bien los momentos importantes. Me ha faltado un pelín de acierto, mentalmente en algún momento no he estado igual de fuerte que otras veces. Jugando mal los momentos importantes no se puede ganar a un jugador como Djokovic", añadió.

"Para cambiar eso tengo que estar menos nervioso, ser más agresivo y tener confianza en mí mismo. Voy a buscar soluciones. Si no las encuentro, vendré a explicar mi sexta derrota seguida contra él, y a intentarlo en el siguiente partido", añadió.

Djokovic digirió el título sin aspavientos. Le aplaudió desde el palco, como un aficionado más, el presidente de Serbia, Boris Tadic. Ya acabado el partido, gritaban los aficionados serbios por los sagrados pasillos de Wimbledon, donde el público se agolpaba para escuchar sus cantos y ver sus bailes envueltos en banderas. La madre del número uno anunciaba a la puerta del vestuario el inicio de una nueva era, la de la glorificación de su hijo. El campeón no participaba de esas escenas. Lejos del tenista temperamental que fue, y que de vez en cuando aún asoma, mantuvo los nervios bajo control y dejó que el contrario se cociera en el jugo de sus recuerdos, en las cuatro finales perdidas seguidas.

"Y en los momentos decisivos", explicó el campeón, primero en derrotar al mallorquín en Londres desde 2007; "esas finales estaban en mi cabeza. Sabía que debía actuar como entonces: siendo agresivo, yendo a por mis oportunidades, sin permitir que tomara el control del punto". ¿Cómo sienta ganar Wimbledon? "Este es el día más especial, el mejor de mi vida", contestó Djokovic. "Este es el primer torneo que vi, el primero que soñé ganar, creo que estoy todavía durmiendo y dentro de ese sueño que tuve".

Todas las estadísticas señalan a Nole como un tenista insuperable. Sus rivales tienen dos opciones: retirarse de la batalla o volver a presentarla.

Ya se sabe lo que hará Nadal. "Cuando juegas contra alguien así, que está a un nivel increíble", reflexionó; "lo normal es que pierdas". "Mi experiencia es que este nivel no es para siempre, como me pasó a mí antes. Yo voy a estar esperando mi momento, luchando para ganarle. Así entiendo el deporte, creo que esto es parte de su espíritu: cuando alguien es mejor que tú, lo único que puedes hacer es felicitarle, trabajar y esperar tu momento".

Un gesto de rabia de Nadal tras ganar un juego en el tercer set.
Un gesto de rabia de Nadal tras ganar un juego en el tercer set.GLYN KIRK (AFP)

El hombre que acabó con el duopolio

Al ganar en Wimbledon, Novak Djokovic da un paso de gigante en prestigio e importancia. Coronado como el primer número uno mundial serbio, este triunfo confirma que está capacitado para competir por los grandes títulos en todas las superficies: a sus dos títulos sobre el cemento del Abierto de Australia y este sobre la hierba británica añade dos finales sobre las rápidas pistas del Abierto de Estados Unidos y tres semifinales en la tierra de Roland Garros.

Desde la perspectiva española, Nole se convierte en el primer hombre capaz de derrotar a Rafael Nadal en una final grande sin llamarse Roger Federer y también en el primero que gana cinco veces seguidas al exnúmero uno. Desde una perspectiva global, es mucho más. Es quien acabó con el duopolio. Nadie que no fuera Nadal o Roger Federer había conquistado Wimbledon desde 2002, cuando lo logró el australiano Lleyton Hewitt. Nadie que no fuera Nadal o Federer había ocupado el número uno desde febrero de 2004. Nadie había ganado tantas veces de forma combinada y en tan breve espacio de tiempo a Nadal (cinco veces) y Federer (tres, y una derrota).

El nuevo número uno suma tres grandes, tantos como el estadounidense Arthur Ashe, el brasileño Gustavo Kuerten y el checo Jan Kodes en la era abierta (desde 1968). Sin embargo, parece destinado a superar a sus predecesores. Nunca un serbio había ganado Wimbledon. Solo otros seis tenistas lograron conquistar el torneo sin jugar antes otra cita de hierba. Jamás vio el tenis moderno algo como lo de Nole: 48 victorias y una derrota en lo que va de año.

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