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La testigo que destapó la mafia policial de Lugo ratifica a la juez su acusación

La víctima dice que denunció en comisaría con grabadora por miedo a los agentes

La principal testigo de la Operación Carioca, una trabajadora de un club que denunció una agresión sexual del cabo de la Guardia Civil Armando Lorenzo, se ratificó ayer en sus declaraciones ante la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo en la prueba preconstituida que se celebró en la sala de bodas de los tribunales. Melise, sobrenombre con el que ejercía en Castro de Rei, aseguró a la juez Pilar de Lara que los hechos sucedieron "dos o tres años antes" de la fecha de su denuncia ante la Guardia Civil, el 4 de diciembre de 2008. Si no lo denunció antes fue, dijo, porque no se "fiaba de los policías". Aseguró, incluso, que cuando acudía a la comisaría llevaba "grabadoras". El imputado al que incrimina esta declaración, Armando Lorenzo, no asistió al juzgado porque fue ingresado en un hospital de Luarca por un ataque epiléptico.

En el vestíbulo se profirieron insultos y amenazas contra los periodistas
No denunció hasta que encontró un guardia civil en el que confió
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La testigo protegida de la Operación Carioca de cuyo testimonio ante la Guardia Civil partió la instrucción sobre una mafia vinculada a la prostitución declaró tras un biombo. En los juzgados de Lugo se capacitó la sala de bodas para dar cabida a las más de 60 personas imputadas y sus correspondientes abogados. El vestíbulo del juzgado de Plaza de Avilés era un hormiguero hasta que a las doce se encerraron todos ante la juez y se despejó el recibidor. Allí se mezclaban todos, algunos de los acusados trataban de ocultar su rostro, entre otros el inspector de la Policía Local, Ramón Vázquez Río. También se pudieron oír amenazas e insultos a los periodistas congregados por el acontecimiento. Uno de los presentes increpó a dos profesionales de los medios llamándoles "carroñeros" y "pandilla de subnormales". "Tened cuidado que la vida es de todos", trataba de amedrentar.

Desde las doce hasta pasadas las seis de la tarde, con un receso de dos horas, se prolongó esta prueba preconstituida que se decretó por si Melise decide regresar a su país, Brasil, desde donde entró en España a través de Portugal. Ante las muchas partes a las que tuvo que responder en el interrogatorio declaró que accedía a los deseos carnales del cabo por miedo a ser expulsada de España.

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En la declaración previa ante la Guardia Civil dijo que Armando Lorenzo se había identificado como "jefe de Extranjería". "¿Qué hace una chica tan guapa como tú prostituyéndose?", le reprochaba en una redada el cabo. A partir de ahí se produce (en el caso de ella, por temor) un intercambio de teléfonos, hasta la supuesta agresión. Melise contestaba ayer a preguntas de los abogados que la "ropa" se la quitó ella, porque se sintió intimidada por la pistola y por la expulsión del país que le podría acarrear contradecir los deseos del cabo.

En aquel momento no se "fiaba de la policía", pero "dos o tres" años después sí confió en un guardia civil que era compañero sentimental de una amiga suya. En la sala negó que, entonces, la denuncia la hiciese en la comandancia como consta en el sumario, sino que tuvo lugar en la casa de este guardia civil, con presencia de cuatro testigos, entre ellos otros agentes.

Como ha ocurrido en otras pruebas preconstituidas anteriores, los abogados criticaron la instrucción e intentaron que se suspendiese la sesión. La representante legal de tres de los imputados criticó que el proceso se esté "alargando más de lo normal". Atentos al interrogatorio permanecieron también los únicos tres imputados que siguen en prisión. Son proxenetas y dueños de algunos de los cinco clubes investigados. También llamaba la atención el inspector de la policía local, por su insistencia en ocultarse de las cámaras bajo una cazadora roja de capucha.

El cabo de la Guardia Civil, uno de los supuestos cabecillas de la trama, excusó su asistencia por un ataque epiléptico que lo obligó a ingresar en el hospital. Armando Lorenzo, que acumula un gran número de imputaciones, vive en Asturias porque está obligado por la juez a residir fuera de Galicia.

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