Un lujo

Sospecho que las frases y lugares comunes, lo previsible, la rutina expresiva, el pensamiento esquemático, deben de odiar la personalidad de Juan José Millás. Jamás puedo intuir en el arranque de sus impagables columnas hacia donde se dirige, el planteamiento puede tener aroma surrealista o esperpentico, pero las conclusiones atesoran una hipnosis, una lógica, un sarcasmo y una lucidez aplastantes. Su universo cuando trabaja en radio y televisión también está obsesionado con cosas muy raras. ¿A quién se le puede ocurrir dedicar un programa de televisión a retratar el trabajo cotidiano de una forense, a los misterios y evidencias de esa cosa tan temida llamada muerte? A Millás también le gusta conversar con gente a la que sus circunstancias o su personalidad les hacen excepcionales. Por ejemplo: compartir el último día de alguien muy tranquilo que se va a matar. Con resultado tan escalofriante como conmovedor.

El nuevo programa de Millás para Canal Plus se titula Conversaciones secretas. Que afortunadamente para los receptores se hacen públicas. Producidas y realizadas con medios y cuidado. Y elige a un peso pesado para el estreno, un señor con ancestral facilidad para que los listos y los simples, los cultos y los incultos, los jóvenes y los viejos, se identifiquen, se diviertan, se remuevan y se emocionen con las canciones que salen de su cerebro, su corazón y su boca. Joaquin Sabina, que así se llama el glorioso entrevistado, también es un tipo muy complejo, que a diferencia de Borges, además de haber sido muchos hombres, tuvo la suerte, la seducción o el talento para que cayeran en sus brazos muchas Matildes Urbach. Y hablan con empatía y gracia de mujeres, de la soledad de la que siempre ha estado acompañado, de analfabetos que se sienten orgullosos, del castizo y hermoso Madrid, de la depresión y sus secuelas, del miedo al miedo, de libros, de drogas, del éxito, de la gente que ha hecho grata o soportable la vida. Acaban en el mimado refugio de Sabina y con la inequívoca conclusión de Millás: "Aquí se está de puta madre". El espectador también lo ha estado en compañía de ambos.