¿Por qué nosotros?
Ya está, la situación de inestabilidad y precariedad ha propiciado el movimiento denominado 15-M. Las sociedades del bienestar, con sus parámetros ya establecidos, se parapetan en sus protocolos para desoír las reivindicaciones de una población cada vez más descontenta.
Los casos clamorosos de presuntos fraudes, malversaciones, financiaciones ilegales, corrupción y las repetidas y sucesivas tomaduras de pelo en forma de tomas de posesión varias de imputados, vienen a reforzar las teorías en las que se basan los recientes movimientos que se dejan ver en nuestras ciudades. Los políticos no pueden seguir de espaldas a la realidad.
Los derechos y obligaciones son de todos y los gobernantes deben trabajar de forma multilateral. No se puede deshilachar un día sí y otro también el sistema establecido con tanto esfuerzo por parte de todos. Las políticas de empleo y las reformas laborales actuales son ineficaces o insuficientes, lo triste es que el actual reparto de sacrificio es unilateral. La época de bonanza no fue similar para todos los sectores, el reparto de beneficios no fue equitativo.
¿Por qué los esfuerzos tienen que venir necesariamente de una parte de la sociedad más desfavorecida? ¿Por qué todas las reformas recortan invariablemente los derechos a la clase trabajadora? No somos los propulsores de esta crisis, que alguien nos explique la razón por la cual los mercados marcan todos los movimientos políticos. No entendemos las decisiones que se toman mirando a las tribulaciones de los mercados económicos y de espaldas a la sociedad y sus necesidades.
No toleraremos las acusaciones de la oposición de este país, tratando de delincuente a todo aquel que difiera de sus tesis.
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