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PETRÓLEO

Crudo estímulo

Una nueva reserva de petróleo puede estar satisfaciendo un tipo distinto de demanda. Los devoradores de gasolina más importantes del mundo están sacando al mercado 60 millones de barriles de reservas compartidas, que son incluso más de los que había estado suministrando la agitada Libia. Pero con el agotamiento de otras políticas para impulsar el crecimiento, puede que reducir los precios del petróleo sea uno de los pocos recursos que les quedan a las alarmadas autoridades.

Solo es la tercera vez en los casi 40 años de historia de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en la que sus 28 miembros han recurrido a sus reservas. Las últimas veces fueron a raíz del huracán Katrina y la guerra del Golfo de 1991. Aunque la guerra civil de Libia proporciona la última justificación, parece que hay algo más detrás de esta decisión.

En concreto, la AIE está poniendo en el mercado más petróleo del que Libia retiró a pesar de que la demanda mundial parecía disminuir. Aunque la ausencia de crudo dulce ligero de Libia ha causado problemas en algunas refinerías europeas, la escasez no ha sido mundial y EE UU parece bien abastecido.

Sin embargo, los países ricos tienen un poderoso incentivo económico para hacer bajar un brent en descenso incluso más allá de su máximo de 126 dólares por barril en abril. Ahora que se inicia la temporada automovilística de verano, la decisión de la AIE parece tener algunas ventajas políticas. El crudo caro ha sido uno de los principales culpables de frenar el crecimiento. Y los Gobiernos se están quedando sin maneras de reactivar sus economías. EE UU y Europa necesitan un endurecimiento fiscal.

El hecho de recurrir a las reservas mundiales de emergencia sin que exista una urgencia real es arriesgado. Arabia Saudí ya ha dicho que aumentará la producción hasta cerca de 10 millones de barriles diarios, lo que le dejará con solo 500.000 barriles de capacidad disponible, según Goldman Sachs. El uso de las reservas gubernamentales de los países consumidores también merma ese colchón y les quita flexibilidad para responder a las futuras crisis petroleras.

La AIE solo está usando una minúscula parte de su munición. Los países miembros disponen de 1.600 millones de barriles para emergencias, de modo que la decisión del jueves afecta a menos del 4% de sus reservas. La apertura de los grifos debería contribuir a proporcionar un cierto alivio a los consumidores. Pero el uso de las reservas de petróleo como un instrumento de la política económica parece un último recurso bastante desesperado.

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