Gatlin regresa para relevar a Gay
El campeón olímpico de Atenas, segundo en los 'trials' se gana un puesto en los Mundiales tras cumplir cuatro años de sanción por dopaje - Asafa Powell se impone en Jamaica
Hijos del destino y de sus circunstancias, Tyson Gay y Justin Gatlin, los dos mejores velocistas de la última década en Estados Unidos, están condenados a no cruzar sus carreras, a no brillar bajo los focos al mismo tiempo: solo puede salir a escena uno cuando el otro la abandona.
Ocurrió así en la madrugada española de ayer: Gatlin, segundo en la final de los 100 metros de los campeonatos de Estados Unidos tras Walter Dix (solo la foto-finish y una centésima los pudieron separar: 9,94s contra 9,95s, viento a favor de 1,3 m/s), consiguió una plaza para los Mundiales de Daegu (Corea del Sur), pocas horas después de que Gay, el gran favorito (ha corrido este año en 9,79s), lesionado, decidiera no arriesgarse a participar siquiera en las semifinales. "Fue como volver a nacer, por eso grité", dijo Gatlin, quien después de cumplir en 2010 una sanción de cuatro años, ha sufrido para recuperar la confianza de las grandes reuniones.
Gay, que se retiró, lesionado, no podrá desafiar a Bolt en el Mundial de Daegu
No habrá, pues, en 2011 duelo entre los dos más rápidos de la historia. Gay, el hombre que corre más rápido que lo que su cuerpo puede aguantar, y que se machaca en los entrenamientos hasta destrozar sus articulaciones, no podrá desafiar a Usain Bolt hasta, si no le pasa nada, Londres 2012.
En su plenitud Gay nunca pudo desafiar a Gatlin, que fue campeón olímpico en Atenas 2004, doble campeón mundial en Helsinki 2005 y fugaz plusmarquista mundial de los 100 metros en la primavera de 2006 a medias con Asafa Powell: corrió en Doha en 9,77s, una marca que la IAAF borró después. Ocurrió así porque unas semanas más tarde Gatlin -nacido, como Gay, en 1982, pero más precoz-, dio positivo por testosterona. Fue suspendido cuatro años, aunque él mantuvo, y sigue manteniendo, que fue víctima de un complot que buscaba desacreditar a su entrenador, Trevor Graham -el mismo de Marion Jones y Tim Montgomery: a los tres se los llevó por delante el caso Balco- y que su masajista le dio una crema de testosterona en las piernas sin él saberlo. Unos meses después, el tardío Gay empezó a brillar. Ganó el campeonato nacional, bajó por primera vez de los 10s (corrió en 9,84s en Zúrich) y un año después, en los Mundiales de Osaka, consiguió el doblete, oro en los 100m y en los 200m.
Los siguientes Juegos, Mundiales y récords ya fueron cosa de Usain Bolt, quien la misma madrugada disfrutó como espectador de los trials de Jamaica (él está clasificado de oficio) en los que Asafa Powell, el veterano del que tantos dudaban, mantuvo la jerarquía de las canas ante el joven Yohan Blake (el amigo de Bolt) y el renovado Steve Mullings (el amigo de Gay). Solo una centésima y la foto-finish separaron a los tres primeros (10,0s, 10,09s y 10,10s, con viento en contra de 1,8 metros por segundo).
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