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Nuevas industrias en la Red Natura

Biólogos defienden que hay lugares para la acuicultura fuera de las zonas protegidas

Si los espacios de la Red Natura son un territorio protegido es por algo. La reflexión carece de muchas complicaciones, pero es la sencilla realidad con la que varios catedráticos y profesores de las universidades gallegas censuran la ubicación de piscifactorías en estas áreas distinguidas por sus valores naturales o por albergar hábitats prioritarios o especies endémicas de Galicia. La Consellería de Medio Rural presentó el pasado lunes un documento que llevaba varios años reclamando la Unión Europea y cuyo plazo de entrega se había terminado ya el mes de diciembre, el Plan Director da Rede Natura que debe regular los usos y la protección de cada zona y que dejará sitio en cualquier lugar de la costa gallega a las plantas acuícolas, incluso en las que la propia Xunta consideró que los valores de conservación son muy altos. En ese 26,3% de la Red Natura también se podrán autorizar "pequeñas industrias no contaminantes" o la construcción de "nuevas vías de circulación de vehículos a motor".

"Solo ese porcentaje va a tener un nivel de restricción serio y por encima se permiten usos como las piscifactorías que no son adecuados", reflexiona el catedrático de Botánica de la Universidade de Santiago (USC), Javier Guitián. "Efectos tendrá sin duda", apunta desde la Universidade de Vigo el catedrático de Ecoloxía Adolfo Cordero, mientras que el profesor de la USC y doctor en Botánica Joaquín Giménez de Azcarate -que imparte una asignatura específica sobre Red Natura- incide en que las zonas del litoral "son especialmente sensibles". "Una piscifactoría va a echar por tierra ese valor como indicador, como sensor y regulador de los cambios, además de su valor natural per se", explica.

Los tres biólogos coinciden en que hay espacios alternativos para las piscifactorías fuera de las zonas protegidas. "La Red Natura tiene unas restricciones y las tenemos que cumplir, no se pueden hacer cosas que comprometan los valores. Vamos a ver una ubicación alternativa, que en muchos casos la hay", indica Guitián. El catedrático resalta que en los últimos 20 años ya "se han destruido muchas zonas de la costa". "Lo que se pretende ahora es preservar lo poco que nos han dejado", remarca. En ese sentido, Giménez de Azcarate coincide en que hay zonas costeras que "ya soportan actividades moderadas de explotación y que podrían albergar actividades de este tipo", en referencia a las piscifactorías. La mitad de los kilómetros del litoral está protegido, pero queda el otro 50% para plantas acuícolas, calcula. "Habría que no situarlas en sitios de más valor", apoya Cordero.

El problema de fondo para Guitián es que en Galicia la Red Natura se ve "como una imposición". "Y están buscando como nos la podemos saltar. Estamos siempre en lo mismo, dándole vueltas a una normativa que debería ser buena para el país". El catedrático se refiere a la declaración de la acuicultura por parte de la Xunta como una actividad prioritaria para Galicia, con el objetivo de acogerse a la excepción que marca la directiva europea, que solo abre la mano para construcciones que tengan repercusiones negativas para el lugar si se trata de "razones imperiosas de interés público de primer orden". Pero en ningún caso, recuerda, "se refiere al interés empresarial" y que "casi el 50% de los molinos [de energía eólica] está en Red Natura, al igual que las canteras". Minas y aerogeneradores estarán vetados según el Plan Director, pero podrán mantener las primeras y repotenciar los segundos.

El catedrático de Microbioloxía Juan Barja, que pertenece también al Instituto de Acuicultura de la USC, defiende que las piscifactorías "no tienen tanto impacto como se dice". "Están muy controladas, los proyectos ahora se meten en el terreno y se disimulan. No tienen tanto impacto paisajístico", dice. En el otro lado, los biólogos enumeran efectos como el remover la tierra o el transporte de materiales y obreros en la fase de construcción, la afección paisajística, la eliminación de flora y fauna, las aguas residuales o el posible uso de antibióticos en las plantas. Cordero sostiene también que los impactos se puede minimizar con el uso de técnicas adecuadas. "Todas tienen un coste alto y lo esperable es que haya poca prioridad en ese sentido. Las empresas no son ONG". Barja asume también la mayor parte de los impactos, pero argumenta que las bateas, por ejemplo, también tienen efectos pero ya están asumidas "como parte del paisaje". Sobre su posible emplazamiento en las zonas con mayor valor ambiental, Barja explica que la acuicultura requiere condiciones -"de corrientes, de altura para el bombeo, de calidad del agua"- que se dan en zonas muy concretas. "No es que tengan que ser las más sensibles, pero tengo mis dudas de que haya alternativas a la Red Natura. Se buscan porque están bien", puntualiza.

El catedrático de Microbioloxía insiste en que la última década supuso "un estancamiento" para la acuicultura y Galicia "está perdiendo el tren". Para Giménez de Azcarate, sin embargo, se ha generado "un menosprecio hacia el capital natural, como si la flora, el suelo o el agua no fueran bienes de interés social, antes que una piscifactoría, un puerto deportivo o un campo de golf".

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La mirada vigilante de Europa

Un futuro proyecto de piscifactoría en Red Natura deberá someterse a una evaluación ambiental, pero aunque sea negativa, podrá seguir adelante si se justifica por razones imperiosas, como permite la directiva europea de hábitats. "¿Es esto una puerta falsa? No, hay jurisprudencia al respecto y debería ser comprobado por la Comisión Europea", explica el catedrático de Dereito Administrativo de la Universidade da Coruña y ambientalista, Javier Sanz. El profesor recuerda que la Xunta tendría que sostener ante la UE que no existe ningún emplazamiento alternativo y que ya ha habido condenas a varios países por hacer excepciones en Red Natura que no cumplen con la normativa. "La Xunta va a tener encima los ojos de la UE", afirma. Sanz explica que a pesar de tener la matrícula de prioritario, un proyecto acuícola sigue teniendo que respetar la Red Natura. "Cabe esa excepción pero hay que tratarla con cuidado". Construir una piscifactoría como la que la empresa Solt Sea Farm tiene en cabo Vilán, dentro del área de máxima protección, indica, no sería posible ahora. Cabo Touriñán, queda englobada también en la zona de mayor conservación.

Más allá de las intenciones de la Xunta, dice, el Plan Director es "riguroso" desde un punto de vista jurídico con lo que establece la directiva hábitat, que "respeta formalmente". La norma europea, apunta, no convierte esta red ecológica en algo intocable. Según defendió la Xunta, el Plan Director prevalece sobre otra norma, pero cualquier actuación, plan o programa sectorial podrá contradecirlo aludiendo a las "razones imperiosas de interés público de primer orden", que ya cumple la acuicultura.

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