Gabriel Díaz Berbel, el más singular alcalde de Granada
El campechano exregidor del PP fue el más votado en la historia de la ciudad
Gabriel Díaz Berbel, el primer alcalde del PP que tuvo Granada (1995-1999), falleció ayer a los 71 años en su domicilio de la ciudad. Exsenador por el PP, se desvinculó hace unos meses del que había sido su partido al hilo de la crisis del PP en Asturias, tras la salida de Álvarez-Cascos.
A Díaz Berbel de le conocía con el apodo de Kiki. Simpático, espontáneo y socarrón, era especialmente querido en el barrio en el que vivía, el Albaicín. Ganó por votos tres veces las elecciones municipales, aunque solo ocupó la alcaldía durante cuatro años. Eso sí, ha sido hasta la fecha el alcalde más votado. Durante los años en que fue regidor, Granada vivió un polémico mandato. De lo más recordado es el monolito que instaló en el mirador de San Nicolás con motivo de la visita, en 1997, del entonces presidente de EE UU Bill Clinton. El elogio, que contaba con gran oposición vecinal, recordaba a una puesta de sol que, por la ubicación del mismo, no se podía contemplar.
Tuvo más episodios disparatados, pero Díaz Berbel caía por regla general bastante bien. Se le considera el alcalde más cercano. Cuando llegó al Ayuntamiento ya llevaba más de una década en política. Tras estudiar dirección de empresas en Alemania, trabajó en diversas compañías en España e ingresó en 1981 en Alianza Popular (AP). Ese mismo año fue elegido presidente de AP en Granada, cargo que ocupó hasta 1987. En las primeras elecciones autonómicas fue elegido diputado. Se tuvo que presentar, como él recordó en más de una ocasión, por obligación, ya que no había más candidatos.
Bajo su mandato planteó ocultar a los mendigos durante la celebración del mundial de esquí y defendió la visita de las Spice Girls como mejor promoción turística. Es el responsable del inicio de la peatonalización en el centro de la ciudad y el que logró mantener, pese su carácter peculiar, la relación con los distintos partidos de la oposición, quizá por su tono desenfadado. Era un hombre cercano, que tenía buen humor y al que le gustó sobre todo ser alcalde, como todavía muchos seguían llamándole hasta hace unos días en el bar Kiki, próximo al mirador de San Nicolás, al que acudía con frecuencia a desayunar.
Además de ser elegido en 1982 diputado en la Cámara autónoma, meses después consiguió también acta de senador por Granada. Y en las elecciones generales de 1986 obtuvo el escaño de diputado del Congreso, donde fue vocal de la Comisión de Defensa. Formó parte de la ejecutiva nacional de su partido hasta 1986, y en 1990 fue elegido miembro de la ejecutiva regional del PP de Andalucía. Repitió como diputado en el Congreso y también perteneció a la Comisión de Control de CajaGranada. De 2000 a 2004 fue senador.
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