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El cerco al Parlament

El presupuesto de CiU supera su primer escollo gracias al PP

PSC, ICV y ERC exigen a Mas que aplace la supresión del impuesto de sucesiones

Lluís Pellicer

El rechazo a los recortes en las políticas sociales ha sido una de las banderas que han venido enarbolando los indignados en Cataluña. Ayer la llevaron hasta las puertas del Parlament, donde el Gobierno de CiU superó el primer escollo para sacar adelante los presupuestos que consagran el tijeretazo del 10% en el gasto público y que también han soliviantado a sindicatos, organizaciones sociales y profesionales de la sanidad y la educación. La abstención del PP, que alabó la "actitud" del Ejecutivo catalán, permitió que CiU se zafara de las cinco enmiendas a la totalidad al proyecto de presupuestos. Además, la federación nacionalista contó con el voto del diputado Joan Laporta a favor de las cuentas.

Mas-Colell se mostró convencido de que hallará "puntos de encuentro" con el PP

Por primera vez desde el restablecimiento de la Generalitat, las cuentas públicas catalanas sufrirán una rebaja respecto al año anterior. El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, se ha empleado para ahorrar 2.680 millones de euros, empujado sobre todo por los compromisos de reducción del déficit y las críticas que analistas e inversores internacionales han prodigado durante los últimos meses sobre las finanzas catalanas. Y pese a ese recorte, Cataluña será incapaz de reducir el déficit del 3,86% del año pasado hasta el 1,3% acordado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y se quedará en el 2,66% del producto interior bruto (PIB).

'Tijeretazo social'

Ese incumplimiento del compromiso de déficit fue una de las críticas de la oposición, pero no la principal, puesto que PSC, ICV y ERC prefirieron centrarse en el tijeretazo a las políticas sociales y al abismo que, a su juicio, abrió el Gobierno de Artur Mas con ellos al suprimir el impuesto de sucesiones, que ya solo pagaba el 6% de los contribuyentes, los grandes patrimonios. "El Gobierno ha dado prioridad a minimizar la contracción del gasto social", insistió Mas-Colell, quien resaltó de nuevo que las áreas de sanidad, educación y bienestar y familia suponen el 70% de los presupuestos que ha elaborado para 2011, frente al 67% del año pasado.Si bien es cierto que en el presupuesto global el área social tiene un mayor peso que el año pasado, también lo es que sanidad, educación y bienestar perderán más de 1.200 millones de euros. Ese tijeretazo en el corazón del Estado de bienestar es el que suscitó malestar entre los sindicatos y las organizaciones sociales. Pero CiU interpretó los resultados de las elecciones municipales como un espaldarazo a sus políticas de austeridad y ayer, por fin, logró la tramitación de los Presupuestos en el Parlament.

El proyecto castiga sobre todo las políticas de infraestructuras y medio ambiente, pero también supone un recorte del 10% en políticas de bienestar, del 7,4% en educación y del 6,5% en salud respecto al presupuesto de 2010. La sanidad, sin embargo, se enfrentará a un ajuste más duro, puesto que su gasto real el año pasado fue muy superior al previsto inicialmente y, de hecho, es la principal explicación de que el déficit acabara desbordándose.

Las consecuencias de estos presupuestos son la rebaja, e incluso la desaparición, de una multitud de políticas de sociales. Las listas de espera para ser intervenidos pasarán de 5,3 a 8 meses, las urgencias atenderán a 76.000 pacientes menos, se limitará el acceso a la sanidad pública a quienes no lleven al menos seis meses empadronados en Cataluña, se eliminarán las ayudas a las familias con hijos menores de tres años y la política de vivienda se verá muy menguada. "Debían hacer unos presupuestos contra la crisis y no contra la cohesión social", espetó la diputada socialista Rocío Martínez-Sempere.

PSC, ICV, ERC, Ciutadans y Solidaritat presentaron las cinco enmiendas a la totalidad que finalmente fueron rechazadas. El diputado ecosocialista Joan Boada tachó los presupuestos de "injustos" y citó al Premio Nobel Joseph Stiglitz para recordar que las medidas de austeridad frenarán el crecimiento económico. "Trotsky ya criticaba el socialismo en un solo país. Lo mismo se podría aplicar con el keynesianismo", le replicó Mas-Colell.

El presidente de ERC, Joan Puigcercós, exigió a CiU que aplace la supresión del impuesto de sucesiones y mantenga la sexta hora en las escuelas públicas, mientras que Albert Rivera, de Ciutadans, reclamó al Gobierno catalán que busque ahorrar en otras instancias administrativas.

El PP mostró algunos reparos, como los "gastos superfluos" que su diputado Enric Millo dijo que aún pueden recortarse, en referencia a las delegaciones de la Generalitat en el exterior. Sin embargo, no ahorró cumplidos al departamento de Mas-Colell, quien le respondió que hallarían "puntos de encuentro". La abstención del PP supone un viraje respecto al principio de la legislatura, cuando el PSC se perfilaba como socio preferente de CiU. Ayer la federación nacionalista y los populares consolidaron el noviazgo que exhibieron con los pactos municipales, que permitieron, entre otras cosas, que el PP se hiciera con la alcaldía de Badalona.

A favor y en contra de los Presupuestos

- Andreu Mas-Colell (consejero de Economía). "Cabe constatar, y reiterar aquí y en todas partes, que solo con unas finanzas saneadas podremos garantizar el Estado de bienestar".

- Rocío Martínez-Sempere (PSC). "No discutimos la austeridad, pero sí encontramos argumentos para rebatir la forma con que la aplican, porque la reparten mal, recortan servicios e ingresos de forma injustificada".

- Enric Millo (PP). "Percibimos un cambio de actitud en el Gobierno, muy diferente del de los últimos siete años. Ahora hablaremos los que queremos, sin los que han rechazado hacerlo con excusas".

- Joan Boada (ICV-EUiA). "No piensan en las familias endeudadas y sí, en cambio, en garantizar que se devuelvan las deudas a los bancos".

- Joan Puigcercós (ERC). "Les proponíamos una moratoria para suprimir el impuesto de sucesiones. Se trataba solo de esperar a que vengan mejores tiempos. Era un mensaje que mucha gente habría entendido".

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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