El petróleo y la guerra del tabaco anticipan una menor inflación

Las tensiones en la inflación que han sacudido a la economía española en los últimos ocho meses empiezan a amainar. Según publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios se mantuvieron invariables en el mes de mayo y aumentaron el 3,5% en los últimos 12 meses, tasa que supone tres décimas menos que la registrada en abril. Se trata del primer descenso desde agosto de 2010.

La razón se encuentra en los precios de los productos energéticos. Si durante la primera parte de 2010 habían escalado a una tasa anual que llegó a rozar el 21% en el caso de los carburantes y combustibles, este año se mueven cuesta abajo. Aunque en los últimos 12 meses el aumento es del 15,5%, en mayo respecto de abril este capítulo ha bajado un 1,8%.

Se ha superado el efecto Semana Santa -suelen subir los precios de gasolinas y gasóleos en esas fechas-, lo que también ha permitido moderar las tarifas de los productos ligados al turismo. En abril ese capítulo subió el 1,3% y en mayo, una vez pasadas las vacaciones, bajó el 0,9%. En el último año, el sector registra un moderado 1,8% de incremento.

Otro dato positivo de mayo es que la denominada inflación subyacente -la considerada estructural por eliminar los precios energéticos y de los alimentos frescos- se ha mantenido estable en el 2,1% en tasa anual. No obstante, ese nivel es el más alto desde diciembre de 2008. En el mes ha repuntado una décima, como consecuencia sobre todo de los precios de vestido y calzado (2,1%) y alimentos elaborados y tabaco (0,2%).

Todo apunta a que se trata de un cambio de tendencia en la inflación general que va a proseguir en los próximos meses, lo que sería más acorde con la situación anémica actual de la económica. Los expertos de Funcas, la fundación de las cajas de ahorros, consideran que el comportamiento más favorable del precio del petróleo y la guerra de precios en el tabaco que empezó en junio conducirán a un IPC del 2,3% en diciembre.

Funcas revisa así a la baja su previsión para 2011, en cuatro décimas, y sitúa en el 1,6% la correspondiente a 2012. Influye también, por comparación, el efecto subida de precios por el aumento del IVA que se aplicó desde julio del pasado año y que ya se habría absorbido en la segunda mitad de 2011.