El fontanero fiel estrena despacho
Jesús Gómez, hombre de la máxima confianza de Esperanza Aguirre, inicia su andadura como alcalde de Leganés con papeleo oficial y reuniones de trabajo
El guardia de seguridad del control de acceso al Ayuntamiento de Leganés repasa una lista con los nombres de los nuevos concejales, como si la memorizara. "A alguno le he pedido el DNI por error", se excusa. Una hora después le bajarán las fotos. Las colgará en una pared de la entrada. Es una de las anécdotas del primer día en el Ayuntamiento con Jesús Gómez (PP) como alcalde.
En la tercera planta, Gómez abre las puertas de su despacho, donde está reunido desde primera hora todo su equipo. Se queja, a pesar de contar con un gran ventanal, de la poca luz que hay. "Habría que condenar a los arquitectos a vivir un mínimo de cinco años en sus edificios", señala y a continuación se sienta. Una concejal le pone sobre la mesa una pila de decretos que tiene que firmar a toda prisa. Está dando fe de la contratación de los cargos de confianza. El viernes finalizó el trabajo de los 62 de la anterior Corporación y esta mañana quiere aprobar la incorporación de 29. No serán los únicos recortes: "Se desmantela Legacom (empresa de comunicación municipal), donde trabajan 20 personas para hacer una revista al mes y una guía del ocio. No le veo sentido".
Exbibliotecario, escribe los discursos económicos de la presidenta
La impresora no funciona bien. Se retrasa el trabajo. Encima, el secretario general de la Junta de Gobierno, un chico gallego, se marcha a su tierra. Hay que nombrar uno provisional para no obstaculizar el funcionamiento de la Corporación. "¿Sabes cuándo hay que hacer eso? ¡Ya!", explica. Desde la terraza se ve a un antiguo cargo del PSOE abandonar el recinto. Los concejales lo comentan y después se sientan en un sofá, como una metáfora de lo que está siendo la mañana.
Gómez, licenciado en Económicas, despierta admiración entre su equipo. "Se leyó todos los libros de la biblioteca en la que trabajaba", desliza uno de sus colaboradores. Su mano derecha parece ser Kadja Krieg, una secretaria alemana vestida con medias blancas a la que acaba de nombrar directora de servicios de Protocolo y Alcaldía. Exempleada de varias multinacionales, se mueve con soltura por los despachos y echa un vistazo al bastón de mando, guardado en un estuche. Como si no se creyese que pertenece a su jefe. Unos metros más allá, con tono solemne, un edil cuenta que se están reuniendo con empresas auditoras interesadas en concursar para la fiscalización de las arcas municipales.
¿Cómo ha llegado hasta este despacho desde donde se contempla buena parte de Leganés? Jesús Gómez escribía artículos ultraliberales, algunos muy polémicos difundidos por sus críticos durante la campaña, en Libertad Digital. Antes había sido bibliotecario en el centro José Acuña de Moncloa. En aquella época recibió una llamada del Gabinete de Esperanza Aguirre. La presidenta quería conocerle. Fue a verla a su despacho y al día siguiente estaba contratado como asesor. Tuvo que ser amor a primera vista. Desde entonces es uno de sus hombres de confianza. Escribe los discursos económicos de la presidenta y alguno que otro con cariz más político. Cuando Aguirre visitó la Redacción de EL PAÍS durante la campaña electoral para responder a los lectores a través de la web, Gómez era quien tecleaba las respuestas. Ella, obsesionada con desalojar a los alcaldes socialistas del cinturón rojo, lo mandó a Leganés, primero como número cinco en las elecciones de 2007 y ahora como cabeza de lista. ¿Conoce la ciudad? "Sí, primero vine a vivir de alquiler y después, cuando encontré algo que me gustaba, lo compré".
De adolescente fue fontanero, un oficio que aprendió de su padre. Un día, durante una reunión en casa de Aguirre, Gómez descubrió que una cisterna del baño perdía agua. La presidenta lo invitó a arreglar la avería pero él se excusó alegando que no tenía herramientas adecuadas. Desde entonces Aguirre bromea en público con el asunto y mantiene que Gómez se escaqueó llegado el momento de la verdad. "Cualquier día me presentó en su casa con el mono azul y zanjo el asunto para siempre", cuenta.
Llaman a la puerta. "Pase, como en su casa", invita el alcalde a una secretaria. "Una carta certificada para usted", le anuncia. Las noticias no son del todo buenas: el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha archivado una denuncia que él presentó contra los dos anteriores alcaldes, José Luis Pérez Ráez y Rafael Gómez Montoya, y el regidor de Fuenlabrada, el socialista Manuel Robles. Gómez acusaba a Robles de apropiarse de 24 hectáreas de terreno de Leganés donde se han construido chalés con el consentimiento de sus antecesores. Se conocía como el caso Lindes. No fue la única denuncia. El PP de Madrid dedicó parte de la legislatura a iniciar procesos judiciales, muchos de ellos archivados, contra políticos del PSM de la zona.
Mientras Gómez firma documentos y atiende a un programa de radio, sus concejales caen en la cuenta de que tres de ellos tuvieron como profesor a Pepe Castejón, el hasta hace unos días concejal de Cultura de IU. ¿Entonces cómo acabaron ellos enrolados en el PP? Siempre se ha dicho que los grandes ateos estudiaron ante un crucifijo.
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