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El alcalde de Xove intenta legalizar la obra que inició sobre un castro

Patrimonio pide informes al Ayuntamiento para decidir si lo sanciona

El técnico de la Xunta que visitó el sitio, después de la denuncia presentada a medias por el grupo ecologista Adega y la asociación de defensa cultural MariñaPatrimonio, no lo dudó. Sin pedir ningún tipo de licencia, el Ayuntamiento de Xove había sepultado con tierra parte del yacimiento castrexo de Sumoas, tal y como aseguraban estos colectivos y en contra de lo que defendía el alcalde, que decía haber actuado "fuera de los muros de lo que se supone que es el castro".

El área del antiguo poblado (inventariado por Patrimonio y todavía sin excavar) afectada por las obras se sitúa a la izquierda del cementerio y la iglesia del siglo XVII, y ahora la Xunta exige al Ayuntamiento un proyecto de legalización. Es la oportunidad que le brinda al Gobierno local del PP, con amplísima mayoría absoluta, antes de que la Comisión Territorial decida si le impone una sanción por actuar de forma ilegal sobre un elemento protegido y si le obliga a devolver el lugar a su estado anterior.

El Gobierno local no pidió permiso a la Xunta para actuar en Sumoas

"Ahora haremos más daño si nos mandan quitar la tierra que echamos que dejando el terreno como está", asegura el alcalde, Demetrio Salgueiro, "tendrían que volver a entrar las máquinas procesadoras y, además, ¿qué más dará, si el castro está sin excavar, que las piedras estén a dos metros bajo tierra que a dos metros treinta?".

El regidor defenderá precisamente esta teoría en el informe que empezarán a elaborar el lunes en el Ayuntamiento entre la empresa redactora del plan general, un arqueólogo y el arquitecto municipal. Según Salgueiro, sobre el terreno, en el que el consistorio proyecta construir un área de recreo, se han volcado "en torno a 30 camiones de tierra, pero la parcela mide 6.000 metros, y hay zonas donde la capa de tierra no debe de pasar de 20 centímetros, lo justo para nivelar y tapar los tocones de los eucaliptos que había antes". El alcalde reconoce que hay una zona en la que da la sensación de que se ha amontonado mucha tierra, pero eso "es por la pendiente". En conjunto, según dice, la obra "no es una actuación tan agresiva [como denunciaron a la Xunta Adega y MariñaPatrimonio]. Es algo sin relevancia".

Antes de que el Ayuntamiento entrase a trabajar sobre la parcela recién adquirida (la compra y el proyecto de área de esparcimiento, según recuerda el alcalde, fueron aprobados en el pleno "por unanimidad"), "la propietaria se encargó de talar los eucaliptos". Anteriormente, en aquella parte del castro, "ya había habido otras talas y había entrado todo tipo de maquinaria pesada". En su opinión "no sería lógico que hubiese una multa" porque, con esta obra, el Ayuntamiento lo que pretendía, aun sin pedir permiso, era "proteger": "Evitar que se construyese en un terreno calificado por el plan como edificable desde los años 90" e "impedir que se siguiesen plantando y cortando eucaliptos, mucho más destructivos".

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Claro que, para preparar el terreno ya sin árboles, retirar la biomasa, volcar y allanar la tierra, el Gobierno local tuvo también que meter máquinas voluminosas que podrían haber dañado el yacimiento. Y si la Xunta le permite al final seguir con las obras ahora paralizadas, Salgueiro reconoce que "posiblemente habrá que echar algo más de tierra, derribar una caseta que hay para las fiestas y volver a plantar árboles, aunque esta vez autóctonos".

Con el objetivo de legalizar las obras acometidas y las que planea realizar en la segunda fase, el Gobierno local incluirá en el informe el acta del pleno en el que todos los concejales aprobaron la obra y fotos antiguas para demostrar que el castro estaba descuidado. "Dicen que ahí debajo hay castro, pero allí no se veía una piedra", comenta Demetrio Salgueiro, "pero lo importante del yacimiento está debajo de la iglesia, que está construida en la parte más alta". El grupo ecologista y el colectivo mariñán que vela por la conservación y la recuperación del patrimonio de la comarca califican la obra municipal de "agresión" y recuerdan que en el lugar, además, podrían aparecer las ruinas de un monasterio del siglo X.

Tres agresiones más

En menos de una semana, Adega y MariñaPatrimonio presentaron a la Consellería de Cultura diferentes denuncias por "agresión" referidas a cuatro castros. Primero le tocó al poblado castrexo de Sumoas, y unos días después, al de O Castelo de Celeiro, en Viveiro, al de O Coto da Vela y a otro que está próximo a Pereiraboa, estos dos últimos, como el de Sumoas, en Xove. En todos ellos, si se han llegado a producir los daños es por la falta de coordinación entre los distintos departamentos de la Xunta.

El terreno que ocupa el castro de Sumoas, según el planeamiento urbanístico de Xove, es edificable, y los planes generales, también el de ahora (aún pendiente de aprobación definitiva) cuentan con un informe favorable de Cultura. En el castro de Celeiro y los otros dos de Xove, los daños los causaron camiones y palas excavadoras. "Se hicieron movimientos de tierra y se abrieron caminos" para realizar talas, y luego volvió la maquinaria para replantar. En uno de los castros, las máquinas "cortaron piedras de los parapetos defensivos", y desenterraron restos. Adega y MariñaPatrimonio consideran "paradójico" que la misma Administración ante la que denuncian los hechos sea la que autoriza estas talas con maquinaria pesada sobre yacimientos.

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