Griñán afronta otra crisis interna tras estallar el PSOE de Almería

A 48 horas de que todo el PSOE andaluz cerrara filas con el candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y de que hasta la última agrupación socialista haya llegado la orden de que no es el momento de hablar de ellos mismos, el PSOE de Almería estalló en múltiples trozos con acusaciones muy duras del hasta ayer secretario general, Diego Asensio, contra el líder del PSOE andaluz y presidente de la Junta, José Antonio Griñán. Lo llamó "autoritario", lo acusó de "continuas agresiones" a la agrupación provincial y lo que es peor de "no defender los intereses" de Almería como jefe del Gobierno andaluz.

Desde la división del PSOE entre guerristas y renovadores, no se escuchaba nada parecido contra el presidente de la Junta. Esta es la segunda crisis interna que debe afrontar Griñán en los 15 meses que lleva como secretario general, tras la dimisión del vicesecretario general en octubre pasado. En el Gobierno, además, tuvo que atajar hace dos meses la dimisión de Luis Pizarro.

Ni la ejecutiva federal ni la dirección regional pudieron frenar lo ocurrido. El 75% de la ejecutiva provincial de Almería firmó un escrito en el que presentaba su dimisión por considerar "agotado" el proyecto de Asensio. Este paso abocaba a la constitución de una gestora. La respuesta del secretario general vino una hora después. Presentó su renuncia, de la que responsabilizó a Griñán.La mayor acusación que el también senador Asensio lanzó contra Griñán - "ha quedado de manifiesto que no defiende los intereses de esta provincia"- le ha dado una munición extraordinaria al PP de Javier Arenas. A este solo le falta ya fumarse un puro y adoptar una posición como la de Mariano Rajoy en las viñetas de Peridis, ante el encadenamiento continuado de ahogadillas entre los socialistas. En Almería, el PP sacó 20 puntos de ventaja al PSOE en las elecciones municipales y el sentimiento de agravio respecto "a Sevilla" siempre está a flor de piel.

Los malos resultados electorales en Almería en las últimas convocatorias generales, autonómicas y municipales han creado mucha inestabilidad en esta agrupación. Cuando Griñán se hizo con la dirección del PSOE, cambió a los delegados de la Junta nombrados por Manuel Chaves por otros más afines a él. Fue una toma de posición y una señal de advertencia ante los futuros procesos internos de la agrupación. Además, el que fuera exsecretario general y hasta ahora presidente provincial, Martín Soler, rehusó las dos ofertas que le hizo Griñán para continuar en el Gobierno andaluz cuando hizo su antepenúltima remodelación del Gobierno autónomo. Desde entonces, la relación del PSOE de Almería con la ejecutiva regional ha sido muy tirante, pero, como en las buenas familias, siempre de puertas adentro. La última vez que Asensio y Griñán coincidieron en Almería fue el pasado miércoles en un invernadero por la crisis del pepino. El exsecretario general se quejó ayer de que Griñán no le cogió el teléfono, mientras que sí lo hicieron los dirigentes federales José Blanco y Gaspar Zarrías, quienes intentaron que aguantara unas horas su decisión, para reconducir la crisis.

Asensio y Soler han ido perdiendo paulatinamente apoyos no sólo por la mala cosecha electoral en esta provincia, sino también porque desde la salida de Manuel Chaves y de Luis Pizarro de la dirección regional no tenían un paraguas donde resguardarse tan potente. Esta situación ha reorientado la posición de muchos dirigentes antaño fieles a Asensio. A Griñán tampoco le ha importado romper puentes con la dirección en la idea de que una revuelta en Almería y en Cádiz -la otra provincia donde los encontronazos han sido muy numerosos- no representa más que un 10% del conjunto del PSOE de Andalucía, según sus cálculos.

Aunque Diego Asensio culpó de la situación a las "agresiones" de la ejecutiva regional, dirigentes del partido en Almería negaron cortocircuitos del equipo de Griñán. "No han existido interferencias de otros órganos de fuera de la provincia", afirmó el alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, al que algunos ven como próximo referente provincial. El hasta ahora número tres de la ejecutiva, Juan Antonio Segura Vizcaíno, negó que hubiera "una trama urdida desde Sevilla".

Desde la ejecutiva regional se circunscribió el conflicto a una cuestión provincial por los "tira y afloja" entre las corrientes internas, dijo la secretaria de Organización, Susana Díaz, en un comunicado. La dirección se escuda en que ha intentado frenar la crecida varias veces, pero que en esta ocasión el río interno bajaba desbordado, lo que dice poco de su capacidad de contención.

La mayor incógnita ahora es saber si este episodio tendrá dimensión regional y se contagiará a otras provincias. La tesis de algunos es que esto no ha hecho nada más que empezar.