Un inventario de las emociones
31 artistas contemporáneos se acercan al retrato como una poderosa herramienta de comunicación
Una de las vocaciones más firmes de los responsables de esta edición de PHotoEspaña es acercar el mundo de la fotografía a un público no especializado. La exposición Face contact, en el teatro Fernán Gómez, logra cumplir esa expectativa apuntando el objetivo hacia el retrato, uno de los elementos más sugerentes y misteriosos del ámbito artístico, territorio complejo -y muy agradecido-, pero también temido por algunos de los grandes artistas. El misterio que encierran, qué quieren contar, qué no... El rostro como elemento de comunicación (nunca es neutral) recorre las 100 obras de 31 artistas contemporáneos que de alguna forma resumen el mundo desde mediados de los sesenta hasta hoy.
La bloquera Yoani Sánchez fotografía a los hombres que espían su vivienda
Abre la exposición la imagen de un indio, Yanomami, de Juan Downey (Santiago de Chile, 1940-Nueva York, 1993), que desde la selva amazónica filma al espectador, conteniendo esa idea algo desasosegante del retratado que nos retrata. Algo similar, pero más peligroso, es sobre lo que quiere advertir la opositora bloguera cubana Yoani Sánchez (La Habana, 1975) en las imágenes Cazadores cazados, en las que fotografía a quien la espía, a esas parejas de hombres que merodean por su casa sin descanso. "Creyéndome Kubrick o Tarantino he comenzado a dejar testimonio de esas criaturas que nos vigilan y acosan", deja escrito la bloguera en el catálogo. "Seres de las sombras que como vampiros se alimentan de nuestra alegría humana, individuos entrenados en la coacción, ahora les sorprende que nosotros hagamos el inventario de sus gestos, de sus ojos, la meticulosa relación de sus atropellos".
De héroes también habla el artista mexicano Dulce Pinzón (1974), que vive en Nueva York, donde disfraza a los emigrantes mexicanos como a héroes de ficción. A Noé Reyes, originario de Puebla, repartidor de comida rápida en Brooklyn, lo ha disfrazado de Superman. Manda a su familia 500 dólares a la semana. La misma cantidad, pero al mes, es la que envía Bernabé Méndez, originario de Guerrero, que se gana la vida encaramado en los rascacielos de Nueva York limpiando los cristales. El disfraz es de El Hombre Araña.
Y también existen los inmigrantes triunfadores sin ir muy lejos, en Madrid. Como Alejandra Duarte, Colombia o Leticia Pérez, Perú, fotografiadas por Marta Soul (Madrid, 1973) en sus confortables y luminosos apartamentos madrileños.
Unas paredes chillonas pintadas de rosa chicle anticipa Quinceañeras, presentada como una exposición dentro de la exposición, comisariada por Giselle Victoria Gómez. Paredes rebosantes de imágenes de estudio que se realizan en Cuba con los ritos de iniciación, esos festejos con los que las poderosas familias cubanas celebran los 15 años de sus hijas coronadas con diademas de brillantes y vestidos de raso blanco, lo que no deja de ser un cartel publicitario que anuncia el dinero (al fin y al cabo la dote) que poseen. Una fiesta de la época colonial que con la Revolución se trasladó a las clases populares. Otras imágenes muestran a quinceañeras aspirantes a modelos; o que se anuncian como objetos sexuales, o como fieras, retratadas delante de un leopardo. Fotografías manipuladas con Photoshop que inmortalizan sueños imposibles (tener el cuerpo de Shakira, estar abrazada a Brad Pitt o viajar a París).
"El rostro no solo resume una identidad: es también una máquina de comunicar", explicó Gerardo Mosquera, el comisario de la exposición Face contact, que ha dedicado un espacio al formato audiovisual con una invitación íntima, un paréntesis de la intención global de la muestra: reproduce la web /www.beautifulagony.com, dedicada exclusivamente a imágenes reales de gente que filma su propio orgasmo con una regla estricta: solo se puede ver su rostro.
La exposición, patrocinada por la Fundación Banco Santander, termina "a lo Borges", precisó Mosquera. Con una obra que alude a uno de sus personajes, un artista que quiere pintar todo lo que hay en el mundo. Y después de todo ese ingente trabajo solo tiene el retrato de su propio rostro. La imagen de Mona Hatoum (Beirut, 1952) es un espejo en el que se lee: You are still here (aún estás aquí).
Exposición 'Face contact', de PHotoEspaña. Hasta el 24 de julio. Teatro Fernán Gómez. Plaza de Colón, 4.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.