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Columna
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Atrapados en el tiempo

Los socialistas valencianos parecen condenados a repetir constantemente su desgraciada historia desde 1995 acá. Cual Sísifos redivivos no hacen sino empujar y empujar una roca hasta lo alto de la cima para verla caer al valle y vuelta a empezar indefinidamente. Tras su enésima derrota electoral, una vez más, se oyen voces dentro del PSPV que reclaman urgentemente la dimisión de los dirigentes de turno. Un rito sacrificial que se ha llevado por delante a no pocos cuadros socialdemócratas sin que los que llegaran después mejoraran en nada, o en muy poco, a sus antecesores. Ahora se reclama la dimisión de Jorge Alarte y de toda su ejecutiva para expiar los malos resultados del pasado 22-M.

No se puede ignorar que la actual dirección del PSPV ha cometido errores internos y externos. La desconfianza del secretario general hacia la mayoría de quienes le rodean ha hecho de la ejecutiva un organismo cuasi unipersonal, donde apenas un círculo muy reducido participa en la toma de decisiones. Esta práctica política ha supuesto la exclusión, cuando no el extrañamiento, de quienes no comulgaban con sus dicterios, empobreciendo el debate y alimentando el resentimiento de los descartados. Alarte no se ha mostrado especialmente hábil a la hora de integrar a las diferentes tribus del socialismo valenciano. Sobre los errores externos, tampoco ha sabido corregir los desaciertos crónicos de sus antecesores: No ha construido un relato y ha confundido el besamanos a los representantes de la iglesia con un acercamiento a la sociedad. Y no basta con echarle la culpa a la crisis para explicar las causas de la debacle electoral. El secretario general viene obligado, especialmente hoy, ante el Comité Nacional de su partido, a asumir responsabilidades y proponer soluciones para intentar sacar del marasmo a un partido que lleva sumido en el desánimo desde 1995, como mínimo.

Si hoy el secretario general del PSPV es capaz de presentar una hoja de ruta, abriéndose a más sectores de su partido, debería merecer un margen de confianza. La dimisión de Alarte solo provocaría más caos y confusión. ¿Los socialistas son capaces de aguantar otros cuatro años sin un líder en las Cortes Valencianas? Es mucho más fácil, y cómodo, reclamar el sacrificio ritual que aportar una idea. Y hasta ahora, a quienes como la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas, solo saben repetir "que le corten la cabeza" no se les conoce ninguna otra. Los militantes del PSPV son como el protagonista de la película Atrapado en el tiempo, incapaz de modificar la realidad porque era incapaz de verla con otros ojos. Y visto que no van a poder cambiar el mundo, ¿sería mucho pedir que dejarán de mirarse a si mismos y empezarán a fijarse en los ciudadanos?

EUROPA Y EL URBANISMO. Anda el PP sacando pecho porque el Tribunal de Justicia europeo ha considerado que los Programas de Actuación Integrada (PAI) no son contratos públicos. Dicen que Europa avala su modelo urbanístico. Deberían ser algo más prudentes. ¿En serio creen que el modelo valenciano, y español, de desarrollo urbanístico es exportable? ¿La destrucción del paisaje y la burbuja inmobiliaria que ha colocado a millones de personas en el paro es exportable? ¿Los más de 150 PAI prorrogados que afectan a la propiedad de millones de metros cuadrados son exportables? ¿No han aprendido nada? Qué espanto.

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