"No somos narcotraficantes"
El portavoz de los polémicos viveros de almeja que ocupan una playa en Vilagarcía defiende que, aunque fueron vendidos por Vioque, ya son legales
Ni la Consellería do Mar ni el Ayuntamiento de Vilagarcía han mediado en la guerra declarada por hosteleros y comerciantes contra los propietarios de los viveros de almeja de Carril para que abandonen la playa Compostela. Una vieja herida que no acaba de cicatrizar pese a las insistentes llamadas de atención de la Cámara de Comercio para que ambas Administraciones acaben con "el espectáculo tercermundista" que achacan a esta actividad acuícola.
El origen fraudulento de algunos parques, que fueron vendidos por el narco Pablo Vioque, es otro frente abierto en esta guerra. El presidente de los parquistas, José Luis Villanueva, dice estar harto de que algunos sectores les llamen de todo menos mariscadores. "No somos narcotraficantes, somos trabajadores pero si hubo alguno, ya cumplió su condena con creces, y que no se olviden que entre los que comercian con droga también hay empresarios, porque aquí, no somos todos incorruptos", declaró.
"Costaría más de 20 millones trasladarlos y aquí se cultiva la mejor almeja"
Villanueva admite que a finales de los ochenta el entonces secretario de la Cámara de Comercio, Pablo Vioque, y el empresario Luis Falcón Pérez, Falconetti, ambos narcotraficantes, cometieron un fraude con la sociedad Industrial Marisquera vendiendo acciones sin otorgar la titularidad de los parques a unos 30 compradores. "Vioque, que tenía fama de conseguir imposibles, se aprovechó de esta gente trabajadora, que tenía callos en las manos y se ponían las botas para trabajar diciéndoles que no había otra forma legal de hacerlo, pero el golfo cobró todos sus ahorros y los engañó", aclara el presidente.
La fórmula para arreglar este fraude la encontró el entonces conselleiro de Pesca, Enrique López Veiga. "Era un político con criterio y sentido de la justicia", explica Villanueva. "Pidió que le expusieran el problema y buscó la solución salomónica de otorgarles una concesión sobre la superficie que venían cultivando y en proporción a lo que habían pagado, porque fueron víctimas, no testaferros", puntualizó.
Los polémicos parques ocupan 60.000 metros cuadrados de toda la superficie donde se cultiva la almeja de Carril, una producción que no alcanza el volumen suficiente para lograr la denominación de origen pero que los parquistas pretenden que se reconocida como marca comercial y autóctona de calidad . "Esto es lo que tendría que preocuparles a las fuerzas vivas del pueblo, empeñadas en que abandonemos nuestras concesiones en las que hemos invertido millones de euros pero tampoco la Administración no han ayudado mucho para conseguirlo. El único que nos llamó para mediar en la polémica ha sido el candidato socialista Modesto Pose, porque todo hay que decirlo", puntualiza Villanueva.
El volumen de negocio que generan los parquistas supera los seis millones de euros anuales. La actividad se desarrolla en una zona estratégica, desde la desembocadura del río Ulla, rodeando el este de la isla de Cortegada y la Riviera de Carril hasta las islas Malveiras. Dividida en siete polígonos, esta superficie supone el 90% de los parques de Galicia. "Unos ingresos que dejamos en el pueblo", destaca Villanueva.
La dicotomía entre playa o marisqueo "es una pantomima" para el portavoz de los parquistas. "En Francia, el mejillón se cultiva como la almeja y es una atracción turística. Esta playa jamás va a ser la de Sanxenxo ni la de Benidorm, pero no por nuestra culpa sino porque los Gobiernos municipales no han sabido arreglar el problema de los vertidos ni conservar el arenal ni el parque, solo han tirado el dinero con rellenos de pésima calidad", de defiende.
Los parquistas están dispuestos a suprimir las varas que delimitan los parques y que incomodan a los bañistas pero el traslado a otras zonas es inviable y afirman que ningún trozo de mar es tan rentable como este. "Costaría más de 20 millones de euros trasladarnos y es aquí donde se cultiva la mejor almeja. Aun así, estamos dispuestos a sentarnos y hablar pero nadie nos lo ha pedido, sólo se dedican a hacer política en la prensa y a plantear cosas tan ridículas como que utilicemos sistemas de GPS para identificar los viveros y suprimir así las varas", se queja Villanueva.
Los parquistas se defienden de quienes les han acusado de invadir zonas de playa que no le corresponden y ser los corresponsables de la contaminación del agua con los detritus que genera el marisqueo. "Fue la playa la que avanzó unos 200 metros hacia los parques", responde el presidente. "Los primeros interesados en que no haya contaminación somos nosotros que tenemos un negocio de alto riesgo, muy vulnerable".
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