Swab cambia de dirección

Nueva sede, nuevo planteamiento y nuevas sinergias. Swab, la feria de arte contemporáneo emergente, creada por los arquitectos y coleccionistas Joaquín y Marina Díez-Cascón abre hoy su cuarta edición con 48 galerías de 13 países. Cambia la proporción entre la presencia extranjera -antes predominante- y la autóctona, que tantas críticas había levantado. Este año hay 11 galerías catalanas y 9 del resto de España. La feria, además, ha establecido acuerdos con entidades ciudadanas, como las cuatro principales escuelas de diseño de Barcelona, cuyos alumnos han realizado intervenciones artísticas en estaciones del metro.

La nueva sede es el pabellón 2 de Fira de Barcelona (entrada por la calle de Lleida). Con el cambio puede haber perdido el encanto de la dimensión reducida y muy cuidada de otros años, pero hay más iniciativas: el programa que reúne seis galerías jóvenes como Espacio Líquido, de Gijón, con la instalación de Ingo Giezendanner o la francesa L.A. con los dibujos de Jean Denant, realizados a martillazos sobre planchas de pladur. Otra es MYFAF (My First Art Fair), que presenta cuatro galerías con menos de dos años de vida, como la mexicana Arte Cocodrilo, especializada en dibujo, que no pagan el stand. La guinda son las cinco galerías alemanas que llegan como fruto del acuerdo con la feria Preview de Berlín, encabezadas por Loop, que exhibe las microesculturas de Stephanie Backes y las fotos pintadas de Frank Coldewey, piezas únicas a 450 euros, que esgrimen la mejor relación calidad-precio de la feria.

Visto Swab, nadie podrá afirmar que el arte es solo para bolsillos privilegiados. El abanico de precios arranca en los 40 euros de las miniaturas de Crajes en MiTO y llega a los 120.000 que vale una escultura de Plensa en Espai 2nou2. La nueva sinergia de la feria con el mundo del coleccionismo se plasma en Red-on-Toyz, la instalación que Quim Tarrida ha realizado con los muñecos japoneses del coleccionista Juan Redón.